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Apagón digital

Fecha: Jueves 25 de febrero. Lugar: Teatro Isidoro Máiquez. Aforo: 2/3.

Si con la publicación el pasado verano de Judy Sucks a Lemmon for Breakfast, Cornershop rompía un silencio discográfico de siete años, los transcurridos desde la publicación de su anterior álbum, Handcream for a Generation; con su concierto del jueves, el primero de los cinco de una pequeña gira española, la banda de Tjinder Singh y Ben Ayres, rompía, involuntariamente, las elevadas expectativas de la mayor parte de los asistentes al evento, a consecuencia de una serie de catastróficas desdichas que nos impidieron disfrutar suficientemente de un grupo imprescindible.

Se abre el telón. Uno a uno, los siete músicos de la actual formación de Cornershop acceden al escenario para interpretar Heavy Soup en una suerte de prueba de sonido sobre la que, desde que Singh pisa el escenario, planea una fuerte sensación de desconcierto. No tardaríamos en saber que la tecnología había jugado una mala pasada a la banda, que no podía disponer de buena parte de los recordings con los que se completa la labor de los instrumentistas, cuya buena disposición nos hizo pensar que las deficiencias técnicas quedarían en simple anécdota. Sin embargo, el repertorio de la banda, una inclasificable mezcla de pop, psicodelia, soul, gospel, músicas de baile y ecos de hip hop, coloreada de música de raiz hindú, se enfrentaba con un nuevo enemigo: una galopante afonía que atacó a un Tjinder Singh forzadamente menor frente a sus propia creaciones.

Todo se vio condicionado por las limitaciones técnicas y físicas y, progresivamente, la esperanza se fue desvaneciendo para dejar paso a la decepción, que se instaló a ambos lados del escenario: sobre las tablas, contra la resistencia armada de psicodélia y mantras con la que el grupo cerró su repertorio; y, en las gradas, contra la certeza de estar ante un grupo enorme, víctima de caprichosas circunstancias adversas, y las ganas de una pronta revancha.

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