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¡Cabalga, Pony Bravo!

  • El grupo sevillano presenta su tercer largo esta noche en la sala Planta Baja, 'De palmas y cacería'.

Hace justamente un año había máxima expectación por ver y escuchar en directo las canciones del que por entonces era el reciente nuevo álbum de Pony Bravo, De Palmas Y Cacería (El Rancho, 2013). Un año después vuelven para cerrar un círculo en el que no han hecho más que acumular merecidos elogios y parabienes, pues el disco ha sido considerado por toda la crítica musical moderna, ese maremagnum de diarios, fanzines, blogs y revistas digitales, como uno de los mejores trabajos del año, uno de los más audaces y logrados, y muchas de sus canciones (El Político Neoliberal, Mi D.N.I. o Zambra de Guantánamo) se han colado entre lo más destacado que ha dado la música de 2013 en España.

También su directo, después de un año de gira casi constante por todos los rincones peninsulares, ha sido calificado como uno de los más impactantes e intensos del panorama nacional. Cuando Pony Bravo se dieron a conocer ganando el Circuito Joven de Pop-Rock de Andalucía de hace unos años, el jurado acertó en la diana premiando una propuesta novedosa y audaz, fresca, imaginativa y sutil que venía a demostrar que se podía construir vida inteligente sobre los tópicos del rock sevillano.

El paso del tiempo no solo ha certificado lo acertado del veredicto sino que ha permitido crecer a una de las más sólidas formaciones que ha dado el pop andaluz y español en lo que va de siglo. En su música se combina la metronomía kraut con la indolencia jamaicana, el experimentalismo abrupto con el pulso natural del afrobeat, los quiebros aflamencados con la fiereza y el nihilismo del after punk, a Smash con Pere Ubu, los más rancios clichés del sevillaneo con guiños cultistas solo al alcance de barbudos con gafas de pasta y los chascarrillos de barriada con frases que captan el zeitgeist.

El truco consiste en hacerlo con la dosis justa de sarcasmo, en hacer crítica política, incluso demoledora, sin perder de vista el hecho artístico, que escriben canciones y no artículos de opinión. Y por supuesto, una innegable intuición para lograr el equilibrio entre la tradición y la innovación. Pony Bravo cabalga de nuevo y parece estar en su mejor momento. Y lo mejor, visto lo visto, es que la fórmula se antoja muy lejos de estar agotada. Tenemos Pony Bravo para rato. Diviértanse.

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