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Cazador de sueños Ray Smith

  • El artista norteamericano sumerge a la galería Sandunga en 'The bad dreams' una treintena de obras por donde deambulan malos sueños a veces terribles y otras veces eróticos, divertidos y cómicos

Ray Smith no duerme. El fronterizo artista se entromete en los sueños y los retuerce sacando lo peor de sí mismos en una pintura automática donde, sin embargo, no cabe la inconsciencia. Smith sumerge a la galería Sandunga en The Bad Dreams, unas treinta obras por donde deambulan malos sueños a veces terribles y otras veces, eróticos, divertidos y cómicos. Juguetea con el sueño y le hace reír. Extrae de ellos relojes que van hacia atrás, velas que se funden con cuerpos desnudos; a él mismo, a su mujer y al presidente de México.

El artista, que nació en Brownsville (Texas), creció en México DF y se estableció finalmente en Nueva York, lleva consigo el paroxismo de la pura mezcla. Algo totalmente latente en esta exposición -continuación de otra que ya mostró en la galería llamada Pequeños cuentos tejanos-. The Bad Dreams está dividida en tres subseries: pinturas sobre tabla con desnudos de mujer tatuadas; minuciosas caricaturas, tituladas Sonambulismos, sobre papel japonés, y pequeños óleos sobre tela donde aparece el Smith más íntimo y travieso. El más minucioso, contemplativo y bromista.

"The Bad Dreams no son pesadillas. Son malos sueños enfocados desde la ironía. Es importante el matiz". Emilio Almagro conoció al artista en la retrospectiva que trajo al Instituto América de Santa Fe, titulada Deus-Machine, y chocó con un personaje fascinante.

La imaginiería de Smith es constante. Aparecen imágenes que le vienen entre el sueño y la vigilia o en pleno proceso de producción del estudio. Como explicaba en la presentación de la muestra, "Yo empiezo a pintar algo y no sé cómo acabará el cuadro". Su voluntad es la de no ponerle puertas a la imaginación.

La serie de caricaturas es muy interesante: aparecen él, su mujer, iconos de su recurrente mundo como los relojes dalidianos, velas -como símbolo de la frontera entre la luz y la oscuridad, la tiniebla y la razón-, personajes tejanos deformados como cowboys o cabezas que se transforman en globos.

Representa a la perfección la dinámica de los temas que se basan en su propia entidad tan fronteriza como el lugar en que nació -Brownsville se encuentra exactamente en la frontera con México, donde "se juega con los dos lenguajes y las dos culturas simultáneamente".

Si en la anterior exposición que mostró en Sandunga era mucho más patente la crítica política -con personajes políticos de juerga bebiendo a lo loco o alusiones al 11-S y las convulsas elecciones mexicanas-, en Bad Dreams Smith se centra en su mundo personal, sus propios sueños, inquietudes y obsesiones, "por eso se autorretrata tanto", explica Emilio Almagro.

En la serie de óleo sobre telas, pequeños cuadros que pintaba en su propia casa y no en el gran estudio que posee en Brooklyn, cuenta que el proceso era tan gracioso que hasta su propio hijo le decía que estaba loco. Payasos que parecen cowboys, mujeres desnudas que parecen que hacen gimnasia rítmica y sin embargo posan en agraciadas posturas eróticas...

Cinco papeles rojos con imágenes del insomnio reflejan el Sonanmbulismos. Esa constante visión entre sueño y vigilia en la que el asa de una taza se convierte en una mujer con una nariz muy larga o por entre las campanas de un clásico despertador asoma una cabeza con un gorro de dormir que vigila al que duerme.

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