Pep Aubert, el marido de la recientemente fallecida Lisa Guerrero, acudió ayer junto a su hijo a la inauguración de la exposición Cromocronías en el museo de la calle Oficios, donde fue recibido por la diputada de Cultura, María Asunción Pérez Cotarelo. Manteniendo el pacto de silencio acordado con la Diputación sobre las negociaciones para la continuidad del legado José Guerrero, no quiso pronunciarse sobre el estado de las conversaciones aunque expresó su deseo de que los sesenta lienzos que componen la colección permanezcan en la ciudad. Tras la muerte de Lisa Guerrero, sus herederos siguen al margen de un asunto que llevan directamente los gabinetes jurídicos de ambas partes.

La visita del marido de Lisa Guerrero viene a refrendar el apoyo que ésta siempre mostró al centro de la calle Oficios en un momento en el que la colección Guerrero está pendiente de un hilo. Los abogados de los herederos acaban de remitir una contraoferta a Diputación que se está ahora valorando, aunque esta última tentativa de la institución provincial para llegar a un acuerdo estaba casi al límite de lo que está dispuesta a conceder. Aubert recordó que su esposa "lo pasó muy mal" en los últimos meses por el enquistamiento de las negociaciones mientras recorría con su hijo las diferentes estancias de la exposición como un espectador más, anónimo.