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Roberto Fonseca llena de ritmos calientes el festival

  • El pianista cubano presenta esta noche su disco 'Zamazu'

El pianista cubano Roberto Fonseca llega esta noche al Festival Jazz en la Costa para presentar su nuevo trabajo discográfico, Zamazu, en una velada que puede llenar de ritmos calientes y caribeños el Parque El Majuelo de Almuñécar.

En la actuación del grupo Buena Vista Social Club en el Festival Internacional de Jazz de Granada, sorprendió la presencia de un pianista cubano: Roberto Fonseca. Sin embargo, lo mejor de ese concierto fue su ensayo. Tras una larga prueba de sonido, el contrabajista Cachaíto López y Roberto Fonseca se quedaron solos sobre el escenario, a media luz, para improvisar durante apenas veinte minutos. Unos momentos irrepetibles que, lamentablemente, no pudieron disfrutar los espectadores del Festival.

La carrera del joven Roberto Fonseca, uno de los pianistas más interesantes del jazz afrocubano actual, ha sido rápida y brillante. Tras tocar en diversas formaciones, publicar cuatro álbumes bajo su nombre y convertirse en productor y realizador de reputación, adquirió gran notoriedad como pianista de Ibrahim Ferrer y del proyecto Buena Vista Social Club, sustituyendo a Rubén González.

Zamazu, palabra que emplea la sobrina del pianista cuando simula hablar en otro idioma, es su carta de presentación internacional, un álbum grabado entre La Habana y Salvador de Brasil, ecléctico en sus acentos jazzísticos y latinos, con una gran variedad de ritmos y conformado en su mayoría por composiciones propias de brillantes arreglos, interpretadas por distintas y alternas formaciones por las que Roberto Fonseca se mueve, como solista o como acompañante, con una notable maestría.

Melancólica y soñadora, latina y expresiva, sutil y depurada o con una gran profundidad orquestal, la interpretación de Roberto es rica y fuerte en todos sus matices. Zamazu empieza con un fragmento de una misa popular que canta la madre de Roberto, destacando el poderoso tema que da título al disco o temas más cercanos al bolero, como el exquisito Suspiro.

Entre los ilustres músicos que se alternan en el disco, destacan las presencias de Javier Zalba -un magnifico saxofonista alto y clarinetista formado en el grupo Irakere-, del contrabajista Cachaíto López en la hermosa balada Llegó Cachaíto , de la guitarra flamenca de Vicente Amigo en Congo Árabe y la del músico brasileño Carlinhos Brown en una novedosa versión del espiritual Ishmael de Abdullah Ibrahim y la voz de Omara Portuondo en Mil congojas, canción que Roberto solía interpretar con el desparecido Ibrahim Ferrer.

La de esta noche promete ser, por tanto, una velada caliente y caribeña, llena de alegría y dulzura, de lunas en el mar y una música llena de ritmos vibrantes. Cuando de música cubana se trata, la alegría parece ser la tarjeta de presentación. Y Roberto Fonseca es símbolo de buen hacer al piano, una certeza en la sorpresa de la música.

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