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Saura cumple 80 años instalado en la duda

  • El cineasta afirma que "crecer es insistir en los errores propios"

Toda su vida ha estado unida a una lente. Primero fue la de su cámara fotográfica y luego la del cine. Reconocido durante años como discípulo de Buñuel y distinguido en numerosas ocasiones, Carlos Saura, que el miércoles cumple 80 años, ya no con cuenta con la exposición de otras épocas, pero no ha perdido ese brío con el ha conseguido una indiscutible trayectoria de autor.

Ha sido dramaturgo, pintor, fotógrafo, director de escena y escritor, pero su vida es el cine, una pasión que entiende como una aventura, en la que siempre le ha gustado ir más allá jugando con la narración, la luz o la música.

Y aunque su sueño confeso sería hacer una película al año y poder olvidarse después de ella, de la presentación en los festivales o de la promoción, ahora no se lo puede permitir. Le cuesta un esfuerzo considerable conseguir financiación, como ocurrió en su última película Io, Don Giovanni, que se estrenó en España en 2010, cuatro años después de que se comenzara a rodar. En numerosas ocasiones dijo que "crecer es insistir en los propios errores", una frase que le escuchó al escritor argentino Julio Cortázar: "Insiste en tus errores porque ésa es tu verdadera personalidad".

Y es así como el director de La prima Angélica (1974), Cría cuervos (1976) o Mamá cumple 100 años (1979) entiende su oficio. No se arredra si las críticas no le acompañan y sigue buscando cómo financiar los proyectos, en los que cada vez tiene más peso la música, de hecho tiene varios musicales en elaboración.

Hijo de pianista y enamorado de la música, Saura reconoce que tiene muy buen oído y uno de sus más celebrados éxitos fue la adaptación cinematográfica de la ópera de Bizet, Carmen (1983), una película que creía que iba a ser un fracaso y se convertió en un éxito mundial. Y siguió explorando géneros musicales como el fado o el tango con nuevos proyectos en los que no sólo destaca la música, sino una ambición estética en la que se vio secundado por el director de fotografía Vittorio Storaro.

Saura, que nació en Huesca en 1932, abandonó sus estudios de ingenería a instancias de su hermano, el pintor Antonio Saura, para dedicarse al cine. Su primer trabajo cinematográfico fue un documental, Cuenca, que fue premiado en el Festival de San Sebastián, y su primera película de ficción, Los Golfos (1960), se presentó en Cannes, donde tuvo la oportunidad de conocer a su admirado Luis Buñuel. Tras alzarse con el Oso de Plata en Berlín por La Caza (1966) conoce a Geraldine Chaplin, la que sería su segunda esposa y protagonista de varias películas como Peppermint Frappé (1967), boicoteada en Cannes, pero distinguida en la Berlinale, certamen donde el recogió el Oso de Oro en 1981 con Deprisa, deprisa. Trabajó con los grandes del cine español como el guionista Rafael Azcona en otro de sus grandes éxitos, Ay Carmela (1990), así como con los más prestigiosos actores como el actor Paco Rabal en Goya en Burdeos (1999). Desarrolló su carrera casi siempre en España, pero fue al otro lado del Atlántico, en Argentina, donde rodó la que es una de sus películas favoritas: El sur, basada en el cuento de Borges.

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