Andrés Neuman. Escritor

"La belleza no es un objeto, es una mirada"

  • El autor presenta 'No sé por qué y Patio de locos', un doble poemario en el que un banco o un pie le sirven para reflexionar sobre el ser humano.

No sé por qué y Patio de locos (Pre-Textos)es el 2x1 literario de Andrés Neuman, un libro que contiene dos poemarios distintos que, aunque son de la misma familia, son totalmente independientes. El autor argentino que creció en Granada desdice aquello de "donde has sido feliz no debieras tratar de volver" y regresa a la poesía. Una vez más.

-¿Qué temas le han martirizado mientras escribía el libro?

-Es un volumen que contiene dos poemarios distintos, uno No sé por qué y otro Patio de locos, editados juntos porque tienen algunas concomitancias, algunos puntos en común, una sintaxis afín, una respiración compatible. E l primero es un canto de amor a la incertidumbre, un himno a la duda porque cada poema empieza con una perplejidad distinta, con un 'no sé por qué…' que se puede referir al amor, a la muerte, a internet o la política, tiene un matiz muy inmediato, de lo cotidiano y lo actual. Es un libro de supervivencia.

-En un poema habla de los bancos aunque sin detenerse en temas como las preferentes...

-Son poemas sobre la sensación de desasimiento de un cliente cuando entra en un banco, pero no es hacer periodismo con la poesía, la literatura no necesita competir con el periodismo porque tiene unos objetivos más a largo plazo, el objetivo de la poesía no es informar. Me he fijado en lo inmediato para trascenderlo, para elevarlo a símbolo. En vez de hablar del paso del tiempo hablo de cómo envejece el pie, por ejemplo; en vez de hablar de la codicia y la corrupción a nivel moral hablo de un banco, se trata de tomar un tema universal y encarnarlo en un tema inmediato. Tiene un tono deliberadamente feísta. Si hablo de un cuerpo me fijo en el codo o la axila, en las partes menos prestigiadas.

-¿Las barrigas cerveceras también son hijos de dios?

-No sé si divinizar la barriga cervecera, pero sí se merece el mayor de los abrazos, su forma redonda invita a eso. Siempre digo que la belleza no es un objeto, es una mirada, y bajo esta premisa está escrita No sé por qué. Patio de locos es un artefacto a mitad de camino entre la narrativa y la poesía, son treinta piezas que cuentan la historia de un manicomio, vas conociendo a los distintos locos, uno con la muleta rota, otro que come sopa con un tenedor, otro que es un profeta que proclama el advenimiento del escarabajo, otro que afirma que se muere por partes…

-Que no deja de ser una gran verdad...

-Es que la locura es una neurosis de la metáfora, toda forma de locura es un descontrol de una intuición poética. Todos tenemos una doble cara, pero el que tiene doble personalidad acaba vampirizado, la locura es una metáfora que se pasa de la raya. La metáfora social del libro es que entre todos hemos construido este manicomio, aunque en el libro no queda claro quién está más loco, si el doctor que los cura o los locos, es una metáfora sobre quién está al mando de la sociedad y si es posible una autoridad sanadora en la política. Al final, el doctor se siente desgraciado, está harto de impartir razón y duda de si está más cuerdo que sus pacientes, es contar la debilidad de los personajes más allá de los cargos que ocupan.

-¿Busca producir espanto en el lector al reconocerse en los locos del manicomio?

-Se trata de reconocer al loco que hay dentro de nosotros, pero también se trata de mantenerlo a raya. El arte no produce locura, el arte la organiza, la locura se descontrola cuando no tiene un cauce. Van Gogh no se cortó la oreja por artista, precisamente por ser pintor no se cortó las dos. Lo poco de cuerdo que tenía Van Gogh era gracias a que pintaba, Nietzsche hubiese acabado en el manicomio mucho antes si no hubiese sido un gran filósofo. La peculiaridad de Patio de locos es la voz más extraña, la del narrador, que es el que va contando la historia de los personajes, que al principio actúa con mucha distancia y mucha displicencia y que poco a poco va enloqueciendo con lo narrado, el narrador se va volviendo loco conforme avanza el libro, de manera que la reflexión que hago es que no se puede escribir sobre algo sin mancharse. La escritura, y la lectura, tienen algo de empatía suprema, cuando tú eres lo que lees, cuando eres lo que escribes. Uno se convierte en lo que lee o en lo que escribe. La voz narrativa empieza sintiéndose por encima de lo que narra y acaba metido en el fango hasta las orejas. Es la historia de un narrador que se vuelve loco narrando la locura porque todos nos ensuciamos con el objeto que contemplamos. Es la putada de la vida, no podemos ser seres puros, mirar no es impune.

-No es una poesía que tenga que ver con lo que puebla las librerías. ¿Madurez?

-Un error original es más valioso que un acierto consabido. Lo que yo entiendo por literatura tiene mucho que ver con el error y el experimento, pero no con el sentido pretencioso de la palabra experimento, que es algo que sólo entiendes tú, se trata de explorar tu propio límite improvisando tu estilo o, dicho de otro modo, no repetir lo que has hecho sino ver de qué eres capaz.

-Sin ser 'el viajero del siglo' sí es un hombre con las maletas permanentemente preparadas. ¿Cómo está el mundo más allá de los Pirineos y de Bárcenas?

-Sigo la actualidad al día, no se crea. Acabo de estar en Italia, con una inestabilidad institucional atroz, Berlusconi como el fantasma de Canterville, que no deja de aparecer… En cuanto a la crisis en general, le diré que hay países como Argentina que viven esperando la siguiente crisis. Yo nací en la dictadura, mi primer recuerdo de la infancia es la Guerra de las Malvinas, recuerdo en mi infancia tres cambios de moneda nacional.

-En España fue el euro y todavía no hemos salido del trauma.

-Pero el euro no se adoptó por una crisis monetaria, al contrario, iba a ser un progreso, la peseta no había fracasado. Yo le hablo de cuando se cambia la moneda porque la economía se va a la mierda. También recuerdo la hiperinflación, cuando tenías literalmente que empujar en la cola del pan porque, delante de tus ojos, le subían el precio mientras la cola avanzaba. Mucho ojo, no quiero decir que no sea gravísima la situación de España, pero alguien que ha vivido en un país como Argentina siempre te estás temiendo lo peor, yo llevaba muchos años diciendo "joder, esto se nos va la mierda", es tener el pesimismo por método. Pero el pesimismo no tiene nada que ver con el derrotismo, la cultura es un ejemplo de resistencia. La cultura como espacio de supervivencia se muestra inmensamente tozuda ante las circunstancias, es un gremio que maneja poco dinero y que hace de la supervivencia una forma de vida.

-Mantiene muchos proyectos paralelos aparte de las novelas, parece que su creatividad no la enfoca a lo pecuniario...

-El que quiere dedicarse a algo artístico para ganar dinero es un iluso. Una cosa es que los que nos dedicamos al arte tenemos que hacer la compra en el Mercadona y otra cosa es que lo hagamos por la pasta, nadie escribe por dinero aunque todo el mundo la necesita. Yo tengo la misma necesidad de escribir poesía, relatos o novela, siempre he elegido qué voy a escribir en función de mis necesidades íntimas, y siempre escribiré poesía siempre que ella quiera.

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