Guillermo pastrana. violonchelista

"Si desaparece el arte, desaparece la civilización"

  • El músico granadino, galardonado por el programa 'El ojo crítico' de RNE en la modalidad de música clásica, dedica ocho horas al día a ensayar

Desde pequeño se quedaba embobado escuchando ensayar a su hermana Sandra, soprano. Quizás por eso, conseguir que el chelo cante como la voz de una persona es su objetivo a la hora de interpretar. Ahora ha crecido, tiene 31 años y está conquistando al público internacional con su carisma. El prestigioso programa cultural El Ojo Crítico de RNE le ha otorgado esta semana el galardón en la modalidad de música clásica. Lo recogió de manos de Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real.

-Premio Ojo Crítico de RNE, ¿cómo se siente?

-Es un premio nacional, que te elijan es una alegría enorme, también recibirlo de manos de Joan Matabosh. Muchas veces piensas si tanto sacrificio sirve para algo, entonces llegan señales como ésta que parecen decir: sigue adelante, vas por buen camino.

-¿Por qué el chelo?

-Por culpa de mi madre (risas). Tuve contacto con la trompa y el fagot, pero a ella le encantaba el vilonchelo, probé y rápidamente le pillé el punto, fue un flechazo.

-Su hermana Sandra es soprano y la mayor, Encarni, violinista. Pertenece a una familia de artistas ¿cómo lo llevan sus padres?

-Los padres se plantean lo mismo que los hijos que nos dedicamos a esto. Tienen momentos en los que dudan si hicieron bien por habernos encaminado, sobre todo cuando ven que nuestros amigos se casan, tienen empleos estables y tranquilos, sin las complicaciones que nos buscamos nosotros. Para mí es importante que mis padres se sientan orgullosos.

-Hay que amar mucho un instrumento para llevarlo a todos sitios y tener que comprarle un asiento en el avión

-Es amor incondicional, de otra manera sería imposible pero gracias a él vivo lo que más me gusta, la música. Compensa, aunque todos los artistas tengamos momentos de oscuridad preguntándonos si vas por buen rumbo o te estás dejando llevar por la locura.

-¿La línea difusa entre la locura y el arte le da miedo?

-Creo que lo decía Picasso: "para llegar al arte hay que obsesionarse con él", no hay otra manera. Vivir en el arte es vivir en la eterna insatisfacción, disgusto, incertidumbre, llevando al límite tus sentimientos pero en ese estado es cuando se crea. El artista se siente en medio de un océano porque hace falta mucha soledad, intimidad, introspección… un caldo de cultivo para la locura. Yo hablo mucho conmigo mismo.

-Su formación empezó en el Conservatorio de Granada ¿qué vino después?

-Luxemburgo, Saarbrücken (Alemania) y un tiempo en Basilea. Después vine a España pero elegí volver a Basilea, donde llevo cinco años seguidos. Allí también doy master classes, Suiza se ha portado muy bien conmigo, me ha ayudado mucho. Ahora estoy en busca de mecenazgo para comprar chelo nuevo, porque cuestan entre 120.000 y 200.000 euros.

-¿Cómo se ve la crisis española desde Suiza?

-Cuando hay momentos de verdadera necesidad, sale el genio. Vivimos una época de oro en la música española, hay gente buenísima, lo malo es que es necesario irse, con lo que España pierde, son países como Alemania o Suiza los que se alimentan de ese potencial que tenemos. La corriente pianística y la de viento son excelentes en nuestro país, la de cuerda ha dado un subidón tremendo en los últimos cinco años. Hay que resistir porque si desaparece el arte, desaparece la civilización.

-Falla, Debussy y Paganini fueron los compositores a los que eligió interpretar en la gala de entrega de los Premios Ojo Crítico que se celebró el pasado lunes en el Museo Reina Sofía de Madrid.

-Falla en honor a Granada, Paganini por una cuestión de virtuosismo y Debussy porque los galardonados éramos músicos, pintores, actores, escritores, poetas… una mezcolanza como la que se sentaba en los cafés de París donde se reunían los artistas para cambiar impresiones e influenciarse mutuamente. Elegí Debussy como un guiño a esa época maravillosa que ya no existe, algo que me da pena. Yo veo que los músicos de ahora son como deportistas, todo muy limpio, muy técnico, se está perdiendo el toque artesanal. Nuestra sociedad es muy competitiva y eso mancilla las relaciones entre los artistas, el capitalismo y la obsesión por la fama se han introducido demasiado en el arte. Nuestra generación debe romper con parecer Coca Cola o Mc Donals, debe volver a los clásicos como Pau Casals, ellos eran auténticos, buscaban el arte.

-Radio Clásica de RNE siempre le ha apoyado.

-Desde el principio. Mi debut como solista fue en el Auditorio Nacional y desde ese concierto me han seguido, tenía 23 años. Cada concierto se queda tatuado en el alma. Uno de los más intensos fue con Paul Daniel y la Real Filharmonía de Galicia, interpretando el concierto para chelo de Schumann, para mí el más difícil no por su virtuosismo sino por su carga emocional. Schumann lo terminó en el psiquiátrico y el intérprete vive todas esas sensaciones.

-¿Cuántas horas ensaya?

-Unas ocho.

-¿Y para desconectar?

-Voy al gimnasio, hago yoga, fitness, quiero tocar hasta que me muera y para eso hay que tener condiciones físicas. El chelo pesa, cargarlo en la espalda, las maletas… hay que cuidarse.

-Con su naturalidad y sentido del humor se mete al público en el bolsillo, usted no se corta diciendo a toda España los motes por los que se conoce a su familia.

-Mi familia "remanece" de Beas de Granada, somos conocidos como los Pintaos y los Matruca. Me siento orgulloso, me acaban de dar por unanimidad el premio Blas Infante de Beas. Y respecto al sentido del humor, se me ha desarrollado en el extranjero como herramienta de supervivencia. Pensándolo en frío, es un mecanismo de protección.

-¿Próximos conciertos?

En Barcelona el 22 de febrero, con un repertorio muy bonito; el 19 de marzo en Málaga. El 21 de mayo, en el Festival de Ubeda, en julio Segovia. Mi agenda puede verse en mi web www.guillermopastrana.com

-¿Cuándo lo escucharemos en Granada?

-Hay puertas abiertas, conversaciones con el Festival y la OCG. Es un sueño para mí tocar en el Carlos V. He actuado en todos los Festivales de España menos en el de Granada. Soy paciente y quiero pensar que ocurrirá antes o después, como dije durante la gala "llevo Granada en mi corazón".

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