juan castilla brazales. ARABISTA E INVESTIGADOR del csic

"Hemos llegado al final de un camino que otros iniciaron hace muchos siglos"

  • Más de diez mil inscripciones de la Alhambra se han localizado, traducido y catalogado

  • La que aparece de forma constante es el lema de los nazaríes 'Sólo Alá es vencedor'

El arabista e investigador Juan Castilla Brazales, en el patio de los Arrayanes de la Alhambra.

El arabista e investigador Juan Castilla Brazales, en el patio de los Arrayanes de la Alhambra. / reportaje gráfico: MARÍA DE LA CRUZ

Desde que los Reyes Católicos entraron en Granada curiosos, aficionados, viajeros y especialistas han tratado de traducir las inscripciones que adornan las paredes de la Alhambra. Esta inmensa tarea se ha completado ahora, gracias al trabajo de Juan Castilla Brazales, arabista e investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas. Junto a su equipo ha conseguido catalogar más de diez mil y organizarlas en el Corpus Epigráfico de la Alhambra, una decena de libros interactivos-DVD que acaba de recibir el premio a la mejor edición nacional en formato digital por la Unión de Editoriales Universitarias de España. Castilla Brazales se considera continuador del trabajo del arabista decimonónico Emilio Lafuente. Decidió reanudar el camino que Lafuente emprendió en el siglo XIX, utilizando sin reparos los actuales medios tecnológicos. Ha registrado con exhaustividad todos y cada uno de los letreros epigráficos que pueden verse en los palacios nazaríes. Los DVD, en inglés y español, permiten consultas y búsquedas rápidas de los rótulos. Pueden adquirirse en las tiendas de la Alhambra.

-Por el número de inscripciones que ha encontrado, la Alhambra es un libro abierto.

-Tradicionalmente ha venido utilizándose esa imagen, tan elocuente que habla por sí sola. Desde el punto de vista literario, penetrar en los palacios de la Alhambra y recorrer sus estancias puede guardar cierta semejanza con el ejercicio de abrir un libro e ir pasando páginas para descubrir en ellas una colección de poemas.

-Una persona de nuestro tiempo, que conozca la lengua árabe, ¿está capacitada para leer las paredes de la Alhambra?

-Habría que exigirle ciertos requisitos. El primero y principal pasaría por conocer bien la lengua árabe clásica. Aun cumpliendo esa condición básica, si no estuviese familiarizada con el desarrollo ornamental característico de la caligrafía alhambreña, difícilmente podría interpretar las leyendas epigráficas.

-¿Qué inscripciones le han llamado más la atención?

-Cabría hablar de muchas. Ahora me viene a la mente una que se corresponde con un poema de doce versos de Ibn Zamrak, compuesto para el sultán Muhammad V, grabado en los pórticos norte y sur del Patio de Arrayanes, que hace alusión a la conquista de Algeciras por parte de este monarca, acaecida en la segunda mitad del siglo XIV, que supuso el último y más sonado triunfo nazarí sobre los cristianos; u otra que se corresponde con un poema de veinticuatro versos, también atribuido a Ibn Zamrak, dedicado a Muhammad V, que fue recitado públicamente con motivo de la fiesta de circuncisión de uno de los hijos de este sultán. Podría citar otros muchos ejemplos interesantes.

-¿La mayoría de las inscripciones se corresponden con el lema de los nazaríes 'No hay vencedor sino Allah'?

-Sí, el lema de la dinastía nazarí Wa-la galib illà Allah o 'No hay vencedor sino Allah' se repite cientos de veces por todos los rincones del Monumento; ya sea en las paredes, en los arcos, en las columnas, o en los lugares más recónditos.

-¿Cuántas inscripciones ha analizado y cuánto tiempo le ha llevado hacerlo? ¿Ha leído también las de las torres y otras estancias o sólo las palaciegas?

-Hemos estudiado todas y cada una de las leyendas del Conjunto Monumental. Precisamente, la peculiaridad de nuestro trabajo radica en la exhaustividad de la catalogación. Imponderables de última hora, que en el comienzo del proyecto no se contemplaban, como son las obras de reparación de la Sala de los Reyes, aún vigentes, nos impidieron examinar las inscripciones grabadas en los interiores de las alcobas objeto de restauración. Exceptuando ésas, hemos analizado todas las demás. La labor ha durado más de diez años si descontamos el tiempo inicial, en el que nos salieron al paso muchas dudas con respecto a la metodología programada. Nunca nos limitamos a los palacios. Estudiamos hasta el último sótano de la torre más rudimentaria, buscando apurar por completo nuestra catalogación.

-Intención religiosa, poética o de alabanza… ¿Qué mensaje prevalece sobre los otros?

-Los contenidos que me enumera son justamente los que menos proliferan en el interior de la Alhambra. Hay inscripciones coránicas, o lo que es lo mismo, extraídas del Libro Sagrado de los musulmanes; poéticas, las sacadas de largos poemas compuestos en su mayoría por poetas que trabajaban para la corte; y las jaculatorias y las regias, las primeras incluyendo el nombre de Allah, y las segundas conteniendo el nombre del sultán al que iban dirigidas. Pero, como le digo, escasean más si se las compara con las del lema dinástico, a las que aludimos antes, o con las llamadas votivas, que suelen corresponderse con una o dos palabras, acompañadas en muchos casos por calificativos. Me estoy refiriendo a vocablos como "bendición" o "felicidad". Estas últimas abundan mucho más que las primeras.

-¿Están todas visibles o hay algunas especialmente escondidas? ¿Qué lugar le ha llamado especialmente la atención por contener una inscripción?

-No se puede decir que estén escondidas. Siempre son visibles. Otra cosa es que atinemos a verlas a simple vista o tengamos que hacer uso de unos prismáticos debido a la altura en la que están inscritas o al elemento arquitectónico en el que están grabadas. En algunos casos, resulta complicado descubrirlas debido a su tamaño minúsculo o al espacio inusual para el que fueron diseñadas. Quizás, la que siempre me llamó más la atención se corresponde con un corto poema religioso dedicado al profeta Mahoma, que se repite cuatro veces en los soportes con mocárabes de las cuatro columnas centrales del Mexuar. Está grabado con un tamaño de letra tan diminuto que requiere de una gran pericia para leerlo pese a que utilicemos unos prismáticos de gran precisión.

-¿Cuál es la inscripción más antigua? ¿Y la más moderna?

-No es posible aislar las inscripciones hasta ese punto. Es mejor hablar de un grupo de leyendas más antiguas y de otras más modernas. Evidentemente, las primeras se corresponden con las que fueron grabadas en la época de sultanes que gobernaron en los primeros siglos, mientras que las últimas se asocian a los que ejercieron el poder en los últimos tiempos de la dinastía.

-¿Se utilizan distintos tipos de caligrafía?

-La escritura árabe ofrece una rica diversidad de formas. No obstante, cabe distinguir dos tipos fundamentales. La primera de ellas, llamada kufi o 'cúfico', vio la luz en Kufa. La segunda, la denominada nasji o 'escritura de copistas', vino a reemplazar a la anterior una vez transcurridos los siglos de expansión musulmana. Es la que ha llegado a nuestros días desempeñando un papel fundamental al ayudar a entender con claridad y a pronunciar con corrección no ya los textos coránicos, sino otros muchos de distinta naturaleza. En la Alhambra aparecen las dos pero, además, podemos hablar de una tercera 'mixta', resultado de combinar las dos anteriores.

-El momento más emocionante de este trabajo.

-Sin duda, cuando descubrimos inscripciones que nadie antes había localizado.

-¿Algún atisbo de desaliento, de sentirse superado por la dificultad del trabajo?

-Si hubo alguno se corresponde con imprevistos, retrasos por falta de recursos o infraestructuras, pero también con giros que hubo que dar al proceso, debidos fundamentalmente a los cambios de metodología que nos obligó enfrentarnos a elementos arquitectónicos que requerían de un tratamiento diferente.

-Este Corpus ha sido premiado a nivel nacional, ¿orgulloso?

-En lugar de orgullo, prefiero hablar de satisfacción. El premio pone la guinda a un largo proceso. Hemos llegado al final de un camino que otros muchos iniciaron hace ya muchos siglos. No fueron pocas las personas que pronosticaron que jamás acabaríamos una labor de esta envergadura y, sin embargo, pese a los malos augurios, hemos logrado finalmente concluir la tarea. Me gustaría apuntar que ha sido la Unión de Editoriales Universitarias Españolas la que ha concedido el premio nacional a la mejor edición en formato digital al Corpus Epigráfico de la Alhambra. Aprovecho la ocasión para agradecer al jurado -presidido por Víctor García de la Concha- la concesión del premio. Quiero también agradecer al Patronato de la Alhambra su constante apoyo, a la Escuela de Estudios Árabes (CSIC) su incondicional respaldo, y a mi equipo de trabajo, encabezado por Mariana Kalaitzidou, sus muestras de gran profesionalidad, tesón y buen hacer.

-Investigador, arabista, escritor, novelista que ha publicado recientemente la obra La Casa de los Tulipanes con Editorial Almed. ¿En qué faceta se siente más cómodo?

-En mi caso, es posible encontrar un espacio intermedio que permite crear un puente entre el arabista e investigador y el escritor. Me refiero a mi gusto por la divulgación. Desde que comencé a trabajar en el mundo de la investigación siempre me recuerdo buscando la fórmula de hacer llegar a un público no especializado lo que previamente había redactado para mis colegas. Hacer de un texto cargado de tecnicismos otro en el que primara la sencillez exigía un tipo de escritura muy determinado. En este sentido, puede que mis artículos y libros de divulgación ya anunciaran que algún día saldría a la luz el escritor y, más específicamente, el novelista.

-Los poetas de la corte que compusieron las leyendas poéticas grabadas en la Alhambra fueron realmente prolíficos.

-Sí, tres son los grandes poetas de la Alhambra: Ibn al-Yayyab, cuyos versos se han conservado en el Palacio del Partal, en algunas construcciones del Generalife, así como en los Baños Reales y en la Torre de la Cautiva; Ibn al-Jatib, cuya impronta pervive en el Salón de Comares y en las tacas que dan acceso a este vasta dependencia; e Ibn Zamrak, cuyos poemas aún pueden leerse en la fachada de Comares, en el Patio de los Arrayanes, en el acceso a la Sala de la Barca, en la Fuente de los Leones, en la Sala de Dos Hermanas, en el Mirador de Lindaraja, en la Fuente de Lindaraja... Hubo también un sultán nazarí, Yusuf III, que nos legó muchos versos propios, muy relacionados con los palacios de la Alhambra. Fruto de su inspiración, algunos de ellos nacieron con la idea de ser grabados en los muros de ciertas estancias. De otro lado, un poeta vinculado a su corte, Ibn Furkun, compuso una rica producción que incluía, además de otra temática, numerosas alusiones a las transformaciones emprendidas por Yusuf III en el Conjunto Monumental.

-¿A qué hace alusión un poema tan emblemático como el de la fuente de los Leones? ¿Qué inscripción le resulta más llamativa en el Palacio de Comares?

-En cuanto a la primera pregunta, el poema contiene elogios a las habilidades constructoras que adornan al monarca Muhammad V, quien, gracias al poder divino de Allah, ha concebido tan hermoso diseño; metáforas que aluden a los materiales de los que está hecha la fuente; descripciones acerca del mecanismo que pone en marcha el circuito del agua; y alabanzas en torno a la nobleza del sultán, emparentándolo con los primeros seguidores y adeptos de Mahoma. Con respecto a la segunda pregunta, posiblemente me quede con el poema de Ibn Zamrak que está situado por encima del alicatado que hay tras las arquerías del Patio de Arrayanes, distribuido en doce cartelas que se corresponden con doce versos. Ibn Zamrak lo dedicó al monarca Muhammad V, en él se alude a la conquista de Algeciras, ocurrida en la segunda mitad del siglo XIV, que supuso una grandiosa victoria de las tropas musulmanas sobre las cristianas.

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