Bruce Mather. Director del Circo del Sol

"Hay que ser un poco loco para jugarse la vida todos los días"

  • De director de cruceros a director artístico del Circo del Sol, "una gran familia"

Hace tiempo que a Bruce Mather no le preocupa el viento. Llegó a Barcelona en 1988 y cerró, como él dice, un "montón" de teatros siendo bailarín y actor. Sin otra cosa que hacer, se tiró literalmente al mar y fue director de cruceros durante nueve años. Curioseando un día entró en la web del Circo del Sol, mandó su curriculum y le llamaron: "Ahora hago con los artistas algo muy parecido a lo que hacía con los pasajeros. Me encargo de mantener a toda esta gente en armonía las 24 horas".

-¿En qué se parece El Circo del Sol a un crucero cualquiera?

-Somos una piña multicultural de artistas, trabajando muy muy cerca y constantemente viajando por el mundo. Se trata de un grupo cerrado que ni siquiera tiene un fin de semana libre. No hay escape, sólo cuando volvemos a casa en vacaciones. Motivarlos no es nada fácil.

-¿Qué les dice para hacerlo?

-Yo hablo con el alma de artista que llevan dentro. Así han entrado y así quiero que sigan. Si pierden esa ilusión, pierden el porqué de hacer esto. Hay una pasión en ser artista que llevamos como un faro, y ese faro es nuestro guía. Por alguna razón no están detrás de un escritorio día tras día sino con un maillot de colores haciendo cosas de locos.

-No tiene pinta de director mandón.

-La verdad es que no es necesario porque todos se portan muy bien. Hay que ser un poco loco para ganarse la vida así, haciendo cosas que son peligrosas y que necesitan un nivel de mantenimiento espantoso. Constantemente ensayando, levantando pesas, haciendo ejercicio... todo para mejorar su arte, y les da igual. Quieren hacerlo aunque arriesguen su vida cada noche con lo que hacen.

-Ha dicho que son una piña de nada menos cincuenta artistas entre actores, malabaristas, cantantes, equilibristas... de 21 nacionalidades diferentes. ¿Es posible la convivencia?

-El trabajo es tan exigente que nos tenemos que llevar bien. Viajamos juntos siempre en avión o en autobús y no nos podemos permitir enfados. Como en cualquier familia a veces hay roces pero si alguien se pasa siendo problemático no me corto en echarlo. Hay que ser parte del puzzle. Encajar con los demás.

-¿Qué requisitos debe cumplir un artista para entrar en el Circo del Sol?

-En Montreal hay un equipo enorme de cuarenta personas dedicado sólo a encontrarlos. Con dos o tres espectáculos cada año necesitamos sangre nueva. Sólo tres de los que han venido a Granada llevan en la compañía los 18 años que tiene el espectáculo Saltimbanco... Escogen en la web, ven vídeos, tenemos audiciones por todo el mundo y colaboraciones con asociaciones deportivas. No queremos ser vistos como ladrones de acróbatas gimnastas. Trabajan con nosotros los que, por alguna razón, no consiguieron la medalla de bronce. Una vez son seleccionados hacen una formación de seis a ocho meses. Los cogemos y entrenamos a nuestra manera.

-¿A vuestra manera?

-Nosotros hacemos cosas raras que cuestan meses y meses de entrenamiento para sacar lo que llevan dentro como personajes. Lo de antes era competición. Esto es emoción. Y hay una diferencia: ante un jurado no pueden demostrarla. Nosotros les pedimos todo lo contrario: que delante de 4.000 personas sean payasos.

-En este espectáculo 'sólo' son cincuenta pero con las 4.000 personas que forman la numerosísima familia del Circo del Sol podrían poblar una ciudad... ¿Cómo consiguen mantener el apellido?

-Tenemos en común la pasión por lo que hacemos. Ahí nació esta empresa que hace espectáculos tan bellos, únicos, raros. Hay que ser apasionadamente un payaso, un cantante o un acróbata para que funcione y querer llevar algo muy diferente al público.

-¿Y qué han heredado de los circos de siempre?

-Mucho, porque al fin y al cabo somos un circo ambulante pero tenemos la suerte de estar respaldados por una empresa enorme. No tenemos que montar la carpa en el fango bajo la lluvia porque tenemos un equipo que llega meses antes a la ciudad y hace el trabajo: cables, temperatura, medidas. Son muchos detalles. Chapó por los circos ambulantes porque ellos llevan el arte ya sea con el respaldo de una empresa enorme o con su propio sudor y su sangre.

-Tengo entendido que fabrican hasta sus propios zapatos.

-Aquí no compramos nada en el Corte Inglés. Ni los zapatos ni la carpa... Nada.

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