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Los milagros existen: se llama Schola Gregoriana Hispana

  • El coro hace un recorrido por la historia de la liturgia hispana en homenaje al cardenal Cisneros

  • La formación ha llegado a vender diez millones de discos

Una veintena de personas aguardaba impaciente en la puerta del Monasterio de San Jerónimo a pleno sol, abanico y botella de agua en mano. "Si no vino a recoger las entradas con media hora de antelación, no puede pasar", advertía en tono amable una de las azafatas del Festival de Música y Danza de Granada. "A ver si sucede un milagro y nos dejan entrar", bromeaba uno de los presentes, que echaba a reír ante tal percal. El milagro, claro, sucedería dentro de la iglesia basílica con el mismo nombre y con la Schola Gregoriana Hispana entonando el Deus miserere como antesala a un recital que puso en valor algo tan antiguo -e interesante a partes iguales, ojo- como la monodía religiosa (mozárabe y gregoriano) y la polifonía medieval en su primera etapa. La estampa, ya les digo, tenía algo de divino. Una docena de hombres, la mayoría peinando canas al igual que el público, enfundados en túnicas blancas entonaba versiones de cantorales "basadas en los originales", remarcaba F. Javier Lara, el director del coro y encargado de la transcripción de éstos.

Como manda la tradición del citado Deus miserere, un canto perteneciente al oficio de difuntos, los miembros de la Schola arrancaron el recital en la puerta de la iglesia. "Esto te gusta o no te gusta, y sobre todo se siente. Hace tres años los vi y fue una maravillosa", anticipaba una mujer entre el público. Así fue. Una sensación de paz, quietud, inundaba la sala, alterada sólo por el ruido de algún móvil sin silenciar y un tropiezo de una señora que intentó, sin suerte, salir a hablar por teléfono. Jorge Rodríguez Morata, director del coro Manuel de Falla de la UGR y miembro de la Schola Gregoriana Hispana, reflexionaría después sobre esto que digo a las puertas de la iglesia: "Experimentar la sobriedad del canto gregoriano es encontrarte contigo mismo. Es tú contigo mismo en un recinto excepcional y unos cantos que te elevan el espíritu, porque están hechos con esa función. Es placentero porque no estás acostumbrado. Esa sensación, esa invitación a tenerla, es lo que aporta el gregoriano".

Titulada Música en torno al Cardenal Cisneros: del canto hispánico a la polifonía en la época de Cisneros, la primera cita matinal del 66º Festival de Música y Danza de Granada supuso además un viaje en el tiempo a los siglos XV y XVI en homenaje al cardenal-arzobispo Francisco Jiménez de Cisneros. "Fue un erudito y político fantástico. Cuando llegó a Toledo como arzobispo vio que quedaban cuatro restos del canto mozárabe e impulsó la renovación de eso. Publicó cuatro cantorales. Yo he hecho un programa que muestra una evolución desde los orígenes del canto visigótico hasta el canto mozárabe del siglo XVI y ya después la primera polifonía", remarcaba Lara en alusión a un personaje clave en la historia del canto hispánico, del que se cumplen este año 500 años de su muerte.

La formación, que ha conseguido vender diez millones de copias con su trabajo Canto Gregoriano en el Monasterio de Silos -algunos preguntaban después dónde podían comprarlo-, concluía el recital de una hora con tres obras polifónicas de los compositores de la corte de los Reyes Católicos Juan de Anchieta y Francisco de Peñalosa. La sensación de paz inundaba a muchos al salir. Los milagros existen. Se llama Schola Gregoriana Hispana.

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