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"La vida en el Polo Sur ha cambiado mucho desde el 95"

  • Le espera la isla Decepción en el continente helado. Pese al desolado nombre, lidera allí con "ilusión" un proyecto de investigación sísmica

Hay muchos investigadores y profesores implicados en los distintos proyectos, pero a los que se les helarán los huesos en el Polo Sur serán Javier Almendros, José Luis Aznarte y Rosa Martín. Para Almendros será su decimotercera visita, y se lo toma con profesionalidad y quitando hierro, lejos de heroísmos y del tópico aventurero tipo Roal Amundsen.

-¿Cuál es el factor granadino en esta nueva campaña?

-Nuestro grupo del Instituto Andaluz de Geofísica lleva unos 13 años en la Antártida, sobre todo en base de Gabriel de Castilla. Este año llevamos un proyecto diferente. La anterior campaña instalamos tres estaciones de banda ancha, tres sismómetros. Ahora vamos a aplicar la técnica de funciones receptoras para determinar la estrutura de la corteza debajo de la estación, para lo que se registra el mayor número posible de terremotos lejanos, caso de Japón o América, que viajan por el interior de la Tierra y se registran en las estaciones que hemos instalado. Hay mucha gente de Granada implicada en el proyecto, entre ellos cinco profesores de la Universidad de Granada. Pero los que trabajarán allí directamente serán José Luis Aznarte y Rosa Martín. Aparte, la UGR está involucrada en otros dos proyectos, un estudio de la actividad volcánica en la isla Decepción, dirigido por Inma Serrano; otro proyecto es el de Jesús Galindo, que investiga la estructura de la corteza desde el barco Hespérides.

-Cuál es el objetivo final?

-Buscamos cosas parecidas en los registros de los terremotos, qué hay de parecido en esos movimientos sísmicos. Sobre todo nos interesa la profundidad del contacto entre la corteza y el manto y el tipo de estructura que tienen. Esta técnica se ha probado en zonas con muchos terremotos, es una técnica pasiva por lo que sólo hay que sentarse a esperar que ocurran terromotos lejanos y trabajar después con esos registros.

-¿Cómo resume su experiencia personal y vital?

-Se pasa bien y se pasa mal. La vida en el Polo Sur ha cambiado mucho desde que empecé a ir en el año 95, las bases han crecido y se han mejorado sobre todo las comunicaciones. Antes se podía hacer una llamada de vez en cuando por radio, por banda ancha, pero ahora hay internet, correo electrónico. Sobre los cambios en el paisaje, no he notado el apocalíptico cambio global al trabajar en la isla de Decepción, es un clima anómalo porque es zona volcánica, con puntos calientes, y hay poco hielo. No hace un frío excesivo pero personalmente no he notado ningún cambio ni ninguna tendencia. No sé en otros sitios.

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