Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Gobernar para todos

En las próximas elecciones se tratará de dignificar las ciudades, pero sin engañarnos con golosinas

El título de la columna de hoy debería ser Gobernar para todos, todas y todes, para no parecer excluyente o hasta machista, en vez de utilizar el término que recoge todos los géneros. Pero a pesar del riesgo de ser mal interpretado, prefiero ser fiel a las normas de la RAE que, por fortuna, no ha modificado las formas de expresarse correctamente. Partiendo de que entre los defectos más comunes de los políticos, destaca el del hábito de la mentira - en el cual Pedro Sánchez, es un auténtico fenómeno, hasta el punto de no saber los ciudadanos cuando dice la verdad en sus múltiples versiones sobre un mismo asunto-, es cierto que en las próximas elecciones será vital el esfuerzo de los políticos para acercarse a la ciudadanía y, por tanto, será más difícil engañarlos, porque las cosas prometidas son cercanas. Cuando se llega al poder o se aspira a obtenerlo los políticos suelen ser proclives a manifestar su compromiso con la colectividad. Todos, todas -o todes- están en los planes del gobernante o, al menos, así lo proclaman nada más sentarse en el sillón. Después, una vez conseguido el propósito, llega la selectividad y se mira más a los grupos cercanos y a los que interesa satisfacer si, en el fondo, priva la idea de mantenerse en el sillón, por elevado que sea el precio, porque los sujetadores de ese sillón, saben que sin ellos la esfinge se vendría abajo.

La diferencia entre lo que se puede vender o comprar en comicios locales o autonómicos tiene menos peso que en convocatorias nacionales, por ejemplo. Aunque los ciudadanos acudan despistados a una urna, porque no saben muy bien con quienes pactarán los de su papeleta, conocen mejor a sus aspirantes y hasta es posible confiar en esa actitud en defensa de la colectividad, porque asfaltar una calle, crear un centro cívico o cultural o un parque son cosas que pueden disfrutar -o padecer- todos, sean de derechas, izquierdas, centro o lo que ahora llaman progresistas o conservadores, porque ya tienen hasta miedo de utilizar el calificativo desprestigiado de izquierdas o derechas.

Por eso en las próximas elecciones municipales y autonómicas, la cercanía entre candidatos y votantes hace que los conceptos sean más manejables, sobre todo en las municipales y se teman menos las gabelas. Ganivet decía que "las libertades municipales son algo más reales, tangibles y corpóreas que las libertades consignada en las Constituciones". "La diferencia entre pueblo y ciudad radica precisamente en que la ciudad tiene espíritu que todo lo baña, lo modela y lo dignifica". Hasta mayo los aspirantes a regir las ciudades tienen tiempo para plantear sus ofertas de dignificación, de intentar acercarse a sus paisanos, pero sin engañarlos con golosinas.

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