A fuego suave, calentar la leche con el azúcar y la vainilla abierta por la mitad. Mover para que no se pegue y cuando comience a hervir, retirar del fuego, agregar el café y mezclar hasta que quede bien disuelto.
l En otro cazo, derretimos la mantequilla y en el momento en que comience a salir espuma, agregar de golpe la harina y la harina de maíz. Mezclar rápidamente con unas varillas y poner de nuevo a fuego mínimo.
l Poco a poco, vamos añadiendo la leche colada, sin dejar de mover y cuando empiece a hervir, apartamos. Una vez templado, ir agregando las tres yemas, una a una, y vamos mezclando poco a poco hasta que tengamos una crema lisa y sin grumos.
l Montar las claras a punto de nieve fuerte con un poquito de sal y cuando estén bien firmes, se agregan a cucharadas a la crema de café, moviendo muy despacio para que no pierdan aire.
l Cortamos unas tiras anchas de papel sulfurizado y envolver por fuera cuatro moldes individuales, dejando que sobresalga unos tres o cuatro centímetros. Engrasamos el interior de los moldes con una pizca de mantequilla, espolvorear con harina y se llenan dejando libre el tercio superior. Hornear durante veinticinco minutos a 200 grados y servir enseguida espolvoreados con cacao amargo y azúcar glas.
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