NO pudo ser, el destino volvió a ser esquivo con nosotros y a pesar de tenerla muy cerca, nuestra victoria no figuraba en el guión de la película de esta semifinal.

Si el sábado fue una jornada cargada de sensaciones difíciles de expresar, ayer no lo fue menos, no ya por las consecuencias deportivas del resultado, sino porque supone para este equipo la despedida tras el anuncio de profunda reestructuración en el CDU.

La última columna que escribo es a la vez la que más trabajo me está costando. Es muy difícil hilvanar ideas para reflejar lo que pasa por la cabeza en este momento después del estrés mental vivido durante toda la semana, sin duda la más larga desde que juego al voleibol. Tras el partido, las emociones se desbordaron entre jugadores, cuerpo técnico y público. Difícilmente se podían aguantar las lágrimas, veía caras desencajadas, hombres como castillos totalmente derrumbados entre llantos y aplausos del público y del equipo contrario. Fue una situación muy amarga, no por perder un partido sino porque hoy se pierde mucho más que eso, se pierden años de trabajo e ilusiones.

Lo paradójico de la situación era, que a pesar de toda la tristeza, hay pensar en el lado positivo, ya que hemos caído con las botas puestas, hemos hecho historia como nunca se hizo y nos hemos despedido ofreciendo lo mejor de nosotros en unos partidos memorables. Si nuestro sino era la eliminación, mejor que haya sido en Granada para poder despedirnos con cariño de los nuestros, los que nos quieren, y en nuestra casa.

Ayer, al salir como casi siempre el último y echar un vistazo al Pabellón de Fuentenueva ya vacío, venían a mi mente multitud de recuerdos de todos estos años y aunque no sé si seguiré jugando aquí o no, lo que si sé es que he sido muy feliz. Ojala esto sólo sea un punto y seguido en la historia de este equipo y de este gran club.

Sólo quiero terminar mostrando mi agradeciendo a todos los compañeros y técnicos que han pasado por este equipo, desde que Toño Santos encendiera la mecha de algo que este año ha explotado tan fuerte que tardará mucho tiempo en olvidarse. ¡GRACIAS!