Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

La censura que vuelve

Prohibir los efectos de lo que nos disgusta, ni elimina sus causas, ni acaba con ello

La Comisión de Fiestas de Torrijos -habrá que verlos- ha prohibido que se interpreten canciones de, entre otros, Loquillo o Alejandro Sanz, por su contenido machista. Hasta aquel "si te vuelvo a ver pintar un corazón de tiza en la pared, te voy a dar una paliza…" de Radio Futura, le resulta a estos cruzados tiquismiquis de la corrección política un atentado a no sé qué. A los abogados de oficio les ha molestado que el dibujo animado de una momia inca -piénsenlo, por favor- haga un comentario jocoso sobre su profesión en Tadeo Jones, película que también ha indignado a los Técnicos de Prevención por recrear la vieja e icónica foto de unos obreros almorzando, sentados sobre una viga, con Nueva York a sus pies. Hay payasos que exigen la retirada de It de los cines porque la protagoniza un clown asesino y ya, como colofón a este desvarío, en Memphis suspendieron Lo que el viento se llevó por ser insensible con la esclavitud. Inefable y delirante.

Pronto, como en Fahrenheit 451, quemarán ejemplares de Otelo -una obra tan racista que llama moro al protagonista que asesina a su esposa por infundados celos propios del machismo más ruin- junto a la Lolita de Nabokov, esa obra inmoral que ni me atreveré ya a comentar. Imagino que será delito escuchar el brindis de La Traviata pues el alcohol es una droga terrible y además, el gurrumino imbécil de Alfredo es el responsable de que una mujer como Violetta, aún lujosamente, se prostituya. Olvídense de escuchar tangos, machistas y arrabaleros, ver clásicos del cine como Casablanca donde se fuma, se bebe y se juega y de hacer chistes sobre cualquier situación que pueda ofender a alguien porque hay que respetar a las minorías. Incluso a las compuestas por un solo tipo, melindroso y pejiguera con ganas de coartar la libertad del resto del mundo.

Tanta corrección no es más que censura. Crearán una sociedad triste, oscura y aburrida. Prohibir los efectos de lo que nos disgusta, ni elimina sus causas, ni acaba con ello. El arte y el humor son transgresores. Hurgan en la realidad y la ensalzan o la desdeñan generando emociones contradictorias en el espectador. Este nuevo totalitarismo de la corrección política, con esa obsesión reformadora de las costumbres tan propia de toda dictadura, pretende cercenar la libertad de expresión y hasta de pensamiento, para imponer un pensamiento único que acabará dictando qué pensar y hasta cuando y como.

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