LAS EMPINADAS CUESTAS

Amparo Rubiales

La igualdad en la crisis

EL feminismo es un movimiento que consiguió la única revolución triunfante del siglo XX; ésta fue incruenta, porque no hubo confrontación sangrienta de mujeres contra hombres, sin olvidar a las víctimas de la violencia de género, consecuencia de unas relaciones sociales que subordinan a las mujeres, e inacabada, porque la igualdad aún no es real. En esas estábamos, cuando nos estalló la crisis económica, que nadie vaticinó, aunque había muchos elementos que debían habernos llevado a adoptar medidas para evitarla.

Inmersos ya en ella, con tan tremendo desempleo, nos damos cuenta de otras muchas deficiencias del sistema de vida que tenemos, que no sólo está arrasando con la supervivencia material de la gente, sino también con nuestro patrimonio inmaterial.

En los países en lucha por la democracia, donde los movimientos de protesta van ganando objetivos, las mujeres, que han peleado con los hombres para conseguirla, están siendo marginadas, con alguna excepción, de las nuevas instituciones, y en esta vieja Europa, la crisis, provocada por hombres, está siendo solucionada también por ellos, los mercados, básicamente masculinos, aunque haya alguna mujer en ellos.

¿Qué ha pasado con la igualdad que ya apenas se habla de ella? Hemos conseguido más presencia de mujeres, es verdad, en España y en el mundo, pero las cifras siguen siendo decepcionantes, y además no se trata sólo de cantidad, sino de que sirvan para establecer nuevas formas de relaciones sociales entre mujeres y hombres, que no avanzan con éxito.

En España, el presidente Zapatero, que tanto ha hecho por la igualdad, crea un Ministerio como instrumento para hacerla real, y, poco después, lo suprime; es verdad que la oposición había conseguido aprobar su desaparición en varias ocasiones, y en aras de la austeridad así se hizo; tras las elecciones municipales las instituciones de igualdad, consejerías o concejalías, están desapareciendo por idéntica razón, subsumidas en departamentos de "familia" o "asuntos sociales", olvidando, de nuevo, que no somos un colectivo más con problemas, sino la mitad de la humanidad.

Y hasta en el 15-M, un movimiento social como el feminismo, no parece que la igualdad sea prioritaria; he leído que un día de acampada en la Puerta del Sol se desplegó una pancarta que decía "La revolución será feminista", y un machito la arrancó en el acto. Espero que las muchas mujeres que están presentes sean conscientes de la importancia de la igualdad, para que, conseguido el poder, la notoriedad o el cambio, no sean excluidas. La democracia sólo puede ser real si es igualitaria, que nadie se olvide.

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