La Rayuela

Lola Quero

lolaquero@granadahoy.com

El (misterioso) paseo de Casado por Granada

Se ha echado en falta que el líder del PP hablara sin reservas de su estancia junto a la Alhambra y su visita a la ciudad

Pablo Casado, el 20N con un joven a las puertas de la Catedral de Granada.

Pablo Casado, el 20N con un joven a las puertas de la Catedral de Granada.

Ferran Adrià asegura que sólo por ver la Alhambra estaría dispuesto a venir a un congreso que se organizara en Granada. Y eso a pesar de no contar en la ciudad con al menos unos cuantos hoteles de gran lujo, que para este cocinero gurú es una necesidad si se quiere aspirar a ser una referencia como destino de reuniones profesionales.

Puede que algo de eso pesara en el ánimo del presidente del PP, Pablo Casado, para venir a Granada el fin de semana pasado. Un día antes de su intervención en el cierre del congreso regional de su partido, el líder político llegó a la ciudad casi como cualquier otro turista. Aunque su equipo de prensa dijo que se hospedaba cerca de la Catedral, ahí es donde estaban casi todos los populares llegados a Granada para el cónclave político. Podemos recordar que durante el fin de semana desfilaron Isabel Díaz Ayuso, Alberto Núñez Feijóo o Teodoro García Egea, por ejemplo.

Pero otras personas del partido admiten que Casado no se mezcló. Que vino con su familia y que se hospedó discretamente frente a la Alhambra. Que el sábado por la tarde, 20 de noviembre, se desplazó hasta el centro de la ciudad a una hora en la que sus compañeros de partido estaban reunidos en el Palacio de Congresos y difícilmente se los encontraría por la calle. Es a partir de ahí donde coinciden las versiones internas del partido, en cuanto a que se encontró por casualidad con la misa por la memoria de Franco en un lugar icónico de la ciudad, el Sagrario de la Catedral, al que cualquier creyente acudiría aprovechando la visita. Lo del joven tuitero, el agradecimiento de la Fundación Francisco Franco y las críticas de los partidos de izquierdas ya es la resaca sobradamente conocida. Y Granada, su Catedral y sus misas, de nuevo en el centro del debate nacional, y no por sus encantos.

Para muchos de sus propios compañeros, que no lo digo yo, hubiese estado bien que Casado hablara directamente, sin tapujos y sin equipos de prensa, para decir si fue casual, si en realidad rezó o no por el alma del dictador (como le agradece la Fundación) o por qué optó por aquel pequeño templo para cumplir con su fe. Porque más allá de la anécdota, de la escena personal o familiar, el asunto tiene implicación política en un momento de definición del principal partido de la oposición.

Y así de paso, si se decidiera a contar el paseo familiar por Granada, su estancia junto a la Alhambra o sus experiencias gastronómicas, haría un favor también a esta tierra necesitada de otro tipo de promoción, distinta a la de las misas de Franco. Ya que lo de traer infraestructuras siempre es más complicado, hay formas más sencillas de arrimar el hombro. El silencio es muy ambiguo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios