Hay personas a las que les sabe mal entrar a un bar sólo para usar el excusado sin que medie una consumición. Son los que todavía usan los urinarios públicos y no les importa pagar 50 céntimos -o lo que haga falta- para poder aliviarse. Pero también necesitan su puesta a punto para que esta visita se desarrolle dentro de los parámetros de calidad y de higiene necesarios, como en cualquier urinario del mundo.

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