Diálogo, al fin

Sánchez y Feijóo exploran, pese al clima de crispación política y social, acuerdos para renovar el Poder Judicial y eliminar el término disminuido de la Constitución

Sólo unas horas antes de que el Rey, en su tradicional discurso de Nochebuena, hiciese una sólida defensa de la nación y de la Constitución, así como de la concordia que la hizo posible, alumbrando el periodo democrático más fértil de nuestra historia, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición y presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, abrieron una vía al necesario diálogo entre ambos. El contexto de crispación política y social que vive España por las cesiones hechas por el jefe del Ejecutivo para ser reelegido, con una ley de amnistía a los responsables de los actos sediciosos de 2017 en Cataluña a cambio de sus votos en la investidura como máxima expresión de aquellas, no hacía presagiar excesivo éxito a la cita ante ambos líderes, pero al menos hubo diálogo y voluntad de llegar a acuerdos en algunos asuntos vitales para España. La renovación del Consejo General del Poder Judicial, que lleva un mandato completo caducado, volverá a intentarse, aunque ahora con la mediación de la Comisión Europea, ante la desconfianza que en la oposición genera el presidente del Gobierno, para que además de elegir su nueva composición se pacte que los jueces sean elegidos por los propios magistrados. Sánchez aceptó, lo que supone un avance. También acordaron la modificación del término disminuidos del artículo 49 de la Constitución para sustituirlo por el de discapacitados, aunque el PP exige que el trámite no sirva para otros cambios que reclaman los socios independentistas del Ejecutivo. El disenso se mantiene sobre la proposición de ley de amnistía, que el presidente se niega a retirar, o la moción de censura en Pamplona que dará, previsiblemente mañana, la Alcaldía de la capital navarra a EH-Bildu, líneas rojas que el PSOE ha cruzado tras mantener hasta hace bien poco que nunca lo haría. Pero al menos ambos tienen voluntad de hablar y de acordar. Es el camino correcto para demostrar que las soluciones no llegarán de los extremos sino del consenso de la mayoría que representan.

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