Trenes bajo la lupa

El año se salda con un sinfín de incidencias que han destapado unas carencias en la red ferroviaria andaluza que deben afrontarse con urgencia

Las deficiencias en el servicio que prestan Renfe y Adif en los ferrocarriles de Andalucía se suman a la dinámica del enfrentamiento que, salvo excepción, preside las relaciones entre Junta y Gobierno central. El presidente andaluz, Juanma Moreno, ha pedido explicaciones al Ejecutivo de Sánchez tras los dos accidentes en menos de 24 horas registrados en la localidad malagueña de Álora y la gaditana de Setenil, con serias incidencias en la circulación de viajeros y mercancías. El nuevo ministro de Transportes, Óscar Puente, fiel al déspota estilo que ha decidido imprimir a su acción política, le replicó a través de las redes sociales que se preocupe de los asuntos de su competencia. Pero llueve sobre mojado. El año se salda con un sinfín de anomalías para desesperación de los usuarios. Viajeros que han soportado suspensiones sin previo aviso, por ejemplo, en trayectos de los Cercanías de Málaga y Sevilla. Déficit de maquinistas, averías, fatiga de materiales y problemas de mantenimiento por falta de personal o de piezas. Y retrasos por obras de mejora en algunos tramos y por el aumento de pasajeros gracias a la gratuidad de los billetes y los nuevos operadores privados. Un cúmulo de problemas que ha destapado las carencias de la insuficiente red ferroviaria en Andalucía. Como respuesta, Renfe y Adif han optado más por el silencio que por informar. La fuerte inversión comprometida con Cataluña tampoco ayuda a serenar el debate. Moreno ha lanzado el órdago de reclamar también las transferencias del Cercanías. Pero más parece fruto del intento por rentabilizar el conflicto que de una petición estudiada. El tren no ha figurado como punta de lanza de las reivindicaciones de este Gobierno, pero sí es urgente elaborar un nuevo mapa ferroviario. La Administración central es la principal responsable de unas carencias que castigan la economía. Al ministro Puente hay que exigirle que olvide su afición a bloquear a sus críticos y que comience a trabajar.

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