Provincia

Los padres acusan al bus escolar de dejar "tirados" a niños de 3 años

  • El director del Virgen del Carmen dice que se informó en una circular de que a partir del 1 de diciembre los niños que quisieran ir al comedor Stella Maris debían pagar 10 euros

Los padres de una veintena de escolares del Colegio Virgen del Carmen no dan crédito del drama que ocurrió el miércoles en Castell de Ferro, cuando sus hijos les relataron que el autobús escolar les había dejado "tirados" cuando salían del colegio en dirección al centro de día Stella Maris, donde suelen almorzar y hacer sus actividades extraescolares. Algunos incluso se quedaron sin subir al autobús y debieron buscarse la forma de llegar a su casa desde el mismo colegio, que dista 2 o 3 kilómetros del centro urbano.

Los menores, de edades comprendidas entre los 3 y 12 años, fueron recogidos -según su propio testimonio y el de testigos presenciales- por los progenitores de otros niños que casualmente se encontraron por el camino con ellos o bien tuvieron que ir andando hasta la parada donde se queda el mayor número de niños: el centro de día Stella Maris. Cada día cien chavales son trasladados hasta este centro de día para almorzar.

Ayer, la directora del centro, Aurora Delgado, y las monitoras fueron testigos de las lágrimas y el malestar de los niños conforme iban llegando como podían. Una de ellas dice que por la noche no durmió pensando en los relatos de los pequeños. Una niña se fue sola con hemiplejia, con una pierna arrastrando desde la plaza hasta allí, otra decía que había pasado mucha hambre a esas horas. Hasta un niño de 3 años fue llevado de la mano desde la plaza de Castell de Ferro hasta el centro Stella Maris por una conocida, porque estaba solo.

Unos 150 padres, indignados, se manifestaron ayer ante la incertidumbre de que lleguen las dos de la tarde y no sepan dónde están sus hijos. Por ello, cortaron la salida del colegio público situado en El Romeral e impidieron la salida de los autobuses, hasta que el director les recibió.

El director, Juan Miguel Castilla, negó que se hayan dejado abandonados a los niños o que se quedaran sin subir al autobús y explicó que en su día se notificó a los padres por medio de una circular el cambio que se iba a producir a partir del 1 de diciembre.

Dicho cambio consistía en que los alumnos que fueran al colegio de las monjas Stella Maris tendrían que pagar 10 euros. El docente presupone que los padres por tanto, sabían que los niños iban a ser depositados a partir del día 1 de diciembre en el lugar del que partieron por la mañana, en el centro del pueblo, y que sabían que no iban a ser transportados hasta el colegio de los monjas, como venía siendo habitual.

Los padres, que están decididos a interponer una denuncia por haber dejado a esos menores sin la tutela de un padre o guardador, dicen que dicha "comunicación" se limitó a "meter una nota en la mochila de los niños" y que -al igual que ocurre con las notas- no tiene validez hasta que no esté firmada por los padres, porque a los jóvenes se les suele olvidar entregarlas o las pierden.

También creen que el trato dado ayer a sus hijos fue discriminatorio (los que iban al Stella Maris llevaban una tarjeta al cuello), que se les dejó para los últimos y que reinó tal caos que incluso algunos de los que habían pagado 10 euros para ser trasladados hasta el centro de día también se quedaron en tierra, o aparecieron "mezclados" con los que no iban a almorzar allí. Desde hace casi una década el autobús escolar deja a los escolares que así lo deseen en el Stella Maris, puesto que es una parada céntrica en el municipio y está de camino. Cada día numerosos niños almuerzan en el centro Stella Maris, en lugar de hacerlo en el Virgen del Carmen, lo que ha despertado las suspicacias del segundo centro.

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