HISTORIAS TAURINAS

Mazzantini, degenerando...

Luis Mazzantini era hijo de un ingeniero ferroviario italiano y pasó parte de su infancia en Italia.

Luis Mazzantini era hijo de un ingeniero ferroviario italiano y pasó parte de su infancia en Italia. / D.S.

Los anales de Antonio de Solís recogen la efeméride pero yerran en la fecha. No pudo ser, tal y como refiere el célebre caballero maestrante, el 9 de abril de 1884 que cayó en un remoto Miércoles Santo que contempló la salida de las cofradías de las Siete Palabras y el Cristo de Burgos. Mucho más factible es que fuera en un 13 de abril de hace 140 años que fue, eso sí cuadra, Domingo de Resurrección. El caso es que Luis Mazzantini tomaría los trastos de matar de manos de manos del granadino Salvador Sánchez Frascuelo para estoquear un ejemplar de Adalid. Pero aquella ceremonia de alternativa escondía algunas novedades. El neófito había sido el primer aspirante a matador que había alcanzado el doctorado sin figurar en ninguna cuadrilla como banderillero.

Pero… ¿quién ere ese torero con apellido de cantante de opera que acababa de doctorarse en Sevilla? Algunos biógrafos lo hacen natural de la localidad vizcaína de Elgoibar pero tendría visos de verosimilitud su nacimiento en Pistoya, un pueblecito de la Toscana italiana. Su padre era un ingeniero ferroviario que había calado en España por razones de su cargo pero el vástago, después de pasar parte de su infancia y adolescencia en Italia, volvería a España integrado en la comitiva que conducía a Amadeo de Saboya a su trono postizo. Su primer empleo fue como telegrafista de ferrocarriles pero, de natural ambicioso y decidido a hacerse rico se planteó dos salidas: o metersea tenor o convertirse en matador de toros. Ganó la segunda...

El nuevo matador se doctoró el 13 de abril de 1884, Domingo de Resurrección, de manos de Frascuelo

Lo consiguió hace 140 años justos. Pero hay que seguir dándole a la moviola: la feria de aquel año, si seguimos ateniéndonos a los anales de Solís, iba a constar de tres corridas de toros en las que reinó –no podía ser de otro modo- el binomio que marcó toda una época. Lagartijo y Frascuelo alternaron en los tres festejos –los días 18, 18 y 20 citan los Anales- para lidiar sucesivamente toros de Laffite, Miura y Saltillo. Sería la última vez que torearía Lagartijo en Sevilla después de jurar que no volvería a pisar su ruedo tras un desencuentro con el público. Y lo cumplió...

Mazzantini, cada vez más cerca de la primera fila del toreo, volvería a estar contratado en la larga Feria de San Miguel de aquel año, que constó de cinco funciones. El torero, que aún no podía atisbar lo que le esperaba el futuro actuó en dos de ellas.

Fue el tercer matador de la historia que se encerró en solitario con una corrida de Miura

Pero aquella temporada remota iba a incluir un gesto, protagonizado por el propio Mazzantini, que en ese momento tenía escasos precedentes según ha desempolvado el tratadista sevillano Luis Rufino Charlo. El nuevo matador se encerró con seis toros de Miura en la emblemática fecha del 12 de octubre aunque aún torearía una corrida más en Sevilla en la atípica y fría jornada del 30 de noviembre alternando con Frascuelo y El Marinero. Otros dos toreros ya habían afrontado esa encerrona. Lo había hecho Lagartijo por partida doble en la temporada de 1874 estoqueando cuatro en Carmona y seis en Madrid. Pero el primero en pechar con seis de Miura para él solo había sido otro cordobés, el infortunado Manuel Fuentes Bocanegra, que los despenó en Sevilla el 19 de octubre de 1873.

Las ambiciones de don Luis aún no habían terminado. Degenerando, como el futuro banderillero de Belmonte, llegaría a ser elegido concejal del Ayuntamiento de Madrid a comienzos del siglo XX después de su retirada, precipitada por el fallecimiento de su esposa. Su carrera en la política no había concluido y se coronaría como gobernador de Guadalajara y Ávila.

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