El Baxi Manresa ofreció los avisos necesarios en el primer partido de la serie de cuartos de final de la Liga ACB para tomarse muy en serio el encuentro de esta noche (20:30 horas) en el Nou Congost. En ocasiones es peligroso ganar los primeros partidos de una serie con el factor cancha a favor sin sufrir y con holgura porque queda una sensación de superioridad que después no se ratifica cuando el contrario sube el nivel. Y, si se produce, descoloca. Y si el Manresa lo hace respecto a lo visto en el primer encuentro, la tarea de ganar en tierras catalanas será muy complicada. Se sufrió pero se sacó.

El Unicaja tiene dos balas para sentenciar la eliminatoria y el acceso a semifinales, queda una más en la recámara si se pierde esta noche para usarla el próximo sábado (18:00 horas). Eso debería dar tranquilidad a los hombres de Ibon Navarro, pero no quitarles el hambre. A estas alturas de temporada, por más que las rotaciones del entrenador hayan permitido llegar con cierta frescura mental y física, todos los esfuerzos que se puedan ahorrar serían positivos. Y tener siete días para preparar las semifinales ante Valencia y UCAM sería positivo para recuperar en todos los planos, por más que por estilo de juego y profundidad de plantilla el Unicaja pueda soportar esfuerzos más o menos continuados con acumulación de partidos. Está el riesgo de la dispersión también, porque los jugadores prefieren jugar que entrenar, como dijo Djedovic en la víspera, cuando se llega al territorio play off. Pero mejor tener estas discusiones bizantinas después de ganar.

En el Nou Congost ha tenido un balance el Baxi Manresa esta temporada regular de 10-7, mientras que fuera de casa ha sido de 9-8. No ha habido una diferencia sustancial de rendimiento para los de Pedro Martínez dentro o fuera de casa. Pero bien es sabido que en tierras catalanas se aprieta bastante desde la grada y que los jugadores tienen algún punto de intensidad en la recámara para poner en dificultades a los rivales. El Unicaja hizo un gran trabajo sobre los bases rivales, fue sacando del partido progresivamente a Devin Robinson y encontró soluciones al tremendo acierto que exhibió el Baxi conforme avanzaba el partido. Pero el de hoy es otro escenario. Probablemente sin Perry de nuevo, pero con un Unicaja con ganas de cerrar el pase a semifinales de ACB por segundo año consecutivo, algo que no se consigue desde que se enlazaran dos pases entre 2013 y 2015. En el caso de derrota, siempre quedará una posibilidad el sábado en el Carpena. Pero mejor ir dejando balas para más adelante en el escenario idílico de ir avanzando.