tenis lWimbledon

Alivio tras la incertidumbre

  • Nadal está preparado para buscar la semifinal ante Fish tras las pruebas médicas realizadas ayer · Feliciano López aspira a superar al ídolo local, Andy Murray

Tras una tormentosa noche de lunes que terminó cerca de las dos de la madrugada, Rafael Nadal entrenó ayer con el alivio de saber que estará en condiciones de enfrentarse hoy al estadounidense Mardy Fish. En la mira, las semifinales de Wimbledon.

"Ha mejorado mucho, está en condiciones de jugar", dijo Ignacio Muñoz, médico de la Federación Española de Tenis, tras el entrenamiento del número uno del mundo, que peloteó en una fría y gris tarde con el juvenil inglés Evan Hoyt. Nadal se quejó el lunes de un dolor agudo en el talón izquierdo durante su victoria ante el argentino Del Potro. "Llegué a pensar que no podría seguir jugando", dijo el español.

Según Muñoz, la resonancia magnética y la ecografía a la que se sometió Nadal revelaron que tiene un "pellizco en los tendones peroneos" que le generaba una "inflamación leve con dolor muy agudo" al apoyar con fuerza en la zona. "Se ha quedado muy tranquilo", agregó Muñoz sobre Nadal, que jugará ante Fish con un vendaje modificado respecto del habitual.

El balear se quejaba especialmente del dolor que se le generaba al pegar la derecha defensiva cruzada. Muñoz admitió que la situación desconcertó a los fisioterapeutas a cargo del jugador durante el partido, ya que el dolor se registraba en una zona muy inusual, la parte exterior del talón izquierdo. "Era un dolor atípico, y temíamos una fractura oculta", reconoció el médico.

Pero ya aclaradas las cosas, la mente del bicampeón de Wimbledon está puesta en el choque en la cancha 1 ante Fish, un partido para el que es claro favorito: venció al estadounidense de 29 años las cinco veces que se enfrentaron y apenas cedió un set.

Tras alargar el sueño hasta tarde y protegerse de la lluvia en su casa a apenas unos metros del All England Club, Nadal se encontró con el golfista norirlandés Rory McIlroy, campeón del US Open.

Lo mismo había hecho un rato antes Andy Murray, fanático del golf, que se enfrentará hoy al español Feliciano López, un hombre que se siente cómodo como pocos en el césped. Enfrente, un Murray que parece cada vez más cerca de poner fin a la sequía de 75 años sin que un británico gane un Grand Slam. Murray tiene hambre, pero Feliciano también. Hambre de grandes éxitos, de romper barreras y nada menos que la central de Wimbledon, el más mítico de los escenario del tenis mundial, se ofrece para saciar tanto apetito.

Son hambres diferentes. Murray quiere comerse un Grand Slam para que dejen de preguntarle cuándo lo ganará y, sobre todo, saciar al famélico tenis británico, cuyo último éxito data de 1936, cuando Fred Perry ganó el US Open. López quiere zamparse su propia historia, ésa que sitúa los cuartos de los torneos de Grand Slam como una barrera infranqueable. Al borde de los 30 está jugando quizás mejor que nunca, y su mente y confianza comienzan a fusionarse con el talento que siempre tuvo su zurda.

Será el segundo partido en una cancha central que verá actuar antes al suizo Roger Federer frente al francés Jo-Wilfried Tsonga. Un partido de riesgo para el seis veces campeón de Wimbledon, que busca ganar un séptimo título e igualar así el récord del estadounidense Pete Sampras. El otro choque de los cuartos mide al serbio Novak Djokovic -el hombre que lleva ganados siete torneos y apenas perdió un partido en los últimos siete meses- con el australiano Bernard Tomic, un joven talento que es una buena noticia para el tenis y está viviendo el mejor torneo de su vida.

En el torneo júnior, el granadino Roberto Carballés cayó eliminado en segunda ronda ante el belga Joris De Loore (6-1, 4-6 y 4-6).

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios