Deportes

Un baño de color

  • La plantilla rojiblanca acude a la tradicional cita con la Fuente de las Batallas

 El entorno de Puerta Real y de la Fuente de las Batallas nunca estuvo tan lleno de ilusión como ayer. Quizá sólo la noche de la cabalgata de los Reyes Magos se pueda equiparar. Fueron incontables los niños que acudieron con sus padres para vitorear a sus nuevos ídolos, al igual que ven por la televisión cuando el Real Madrid o el Barcelona logran un título y, respectivamente, acuden a Cibeles o Canaletas.

Entre el gentío destacó la presencia de los hermanos Cuerva -Ignacio y Gerardo-, dos personas fundamentales para que el Granada Club de Fútbol ahora esté donde todos siempre soñamos. Ambos, junto a Javier Jiménez, en su día se atrevieron a coger las riendas de una entidad a la deriva y buscaron al actual presidente, Quique Pina, como canalizador de la inversión de la familia Pozzo, propietaria del Udinese italiano.

 

Los Cuerva, pese a ser claves en la transformación de la entidad granadinista, trataron de pasar desapercibidos junto a su familia e hijos que, como no podía ser de otra forma, lucían los colores rojiblancos.

 

La Fuente de las Batallas tuvo anoche doble protagonismo para el Granada CF. Primero por el paso del autobús que conducía al equipo desde el estadio de Los Cármenes hasta el Ayuntamiento, donde salieron los jugadores, técnicos y directivos a saludar a la afición. Luego, por el regreso de la plantilla para festejarlo en la madre de todas las fuentes para los rojiblancos. En los dos casos se produjo un auténtico pasillo humano en torno al bus. Filas de hasta cinco y seis personas jalearon a los futbolistas y encendieron numerosas bengalas.

 

Entre las curiosidades de la jornada junto a la Fuente de las Batallas, a primera hora de la tarde las fuerzas de seguridad temían por la coincidencia por proximidad de los recorridos entre los aficionados rojiblancos y los representantes del movimiento 15-M, que habían convocado una concentración contra el pacto del euro. Pero nada más lejos de los temores. La sintonía, casi perfecta, hasta el punto de que el speaker de la manifa aprovechó para cantar: "Esta es tu grada, tu grada, tu grada, tu grada que te anima, te anima, te anima, te anima con el alma, el alma, ...". Los indignados incluso improvisaron un nuevo cántico: "Fútbol de Primera, democracia de Tercera".

Por lo que respecta al colorido rojiblanco, se observó a la afición con todo tipo de camisetas del equipo: las usadas en Tercera, en Segunda, en Segunda B, las retro...

El autobús del Granada llegó a la Fuente de las Batallas cuando pasaban veinte minutos de la medianoche. Los primeros en subirse a la fuente fueron Dani Benítez, Roberto y Carlos Calvo. Treparon y pronto 'coronaron la cima'. A partir de ahí se animó el resto de la plantilla... y cánticos por doquier.

 

La imagen humorística de la noche en la Fuente de las Batallas la protagonizó Mikel Rico que, ni corto ni perezoso, se quitó la ropa. Debajo llevaba un traje de baño de mujer de color blanco y negro y motivos simulando la piel de un leopardo. El centrocampista vasco se quedó pinchado, pues creía que había agua en la fuente y se quedó con las ganas de pegarse un chapuzón.

 

A partir de ahí se rompió el cerco de seguridad en torno a la Fuente de las Batallas y se formó un pasillo para conducir a la plantilla rojiblanca hasta el restaurante Chikito, que los recibió con una gran camiseta del Granada CF sobre su fachada, además de banderas...

 

En el paseo por el pasillo hacia el Chikito, la afición jaleó a los suyos y aprovechó para fotagrafiarse con ellos, a la vez que les solicitaron autógrafos.

Mientras cenaban los jugadores en el popular restaurante, unos doscientos aficionados no pararon de cantar. Entre ellos el 'papa rojiblanco', que les dio la bendición.

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