granada b | EXTREMADURA

Un empujón de moral

  • Un penalti pueril sobre Pablo González a tres minutos del final le da el triunfo al filial ante el Extremadura de Martín Vázquez

  • La Ciudad Deportiva se mantiene como feudo inexpugnable

Jean Carlos trata de llevarse un esférico durante una pugna con un futbolista del Extremadura.

Jean Carlos trata de llevarse un esférico durante una pugna con un futbolista del Extremadura. / reportaje gráfico: carlos gil

Con la calculadora en la mano y las fe a tope de cobertura imaginar un 2018 en rojiblanco horizontal con los ascensos del primer equipo del Granada CF a la Liga Santander y del filial a la 1|2|3 no se antoja tan remoto. Otra cosa será lo que dicte la lógica y, en última instancia, el fútbol. Pero si el primer equipo aún tiene opciones incluso de conseguir el ascenso directo, el Granada B podría despedirse de su denominación actual -el año que viene volverá a ser Recreativo de Granada- con otra alegría en forma de salto histórico a la división de plata del fútbol español. Poder se puede. De la misma forma que la salvación para el Málaga en Primera, pese a sumar sólo 13 puntos en 24 jornadas, no es que sea posible; sino que es incluso factible. Cosas del fútbol y sus intangibles. Distinto es que el filial se mantenga arriba. Y aún más: que le convenga ascender.

Eso ya es harina de otro costal pero los números son claros. Los de Pedro Morilla suman 41 puntos. Lo que traducido a realidades dicta que el 'hermano menor' granadinista cuenta, por ejemplo, con apenas dos unidades menos que su rival de ayer: todo un gallito como el Extremadura, que es tercero del Grupo IV y candidato a todo. Lo es por ilusión, por afición, historia pero, sobre todo, por plantilla y juego. Los azulgrana tocan la pelota de maravilla y, a buen seguro, van a ser uno de los conjuntos que a final de temporada se batan el cobre hasta el final por volver al fútbol profesional. El filial, que venía de encadenar dos encuentros consecutivos sin vencer, se aprovechó de un penalti por empujón evidente sobre Pablo González para, en el minuto 87, colocar el único tanto que acabaría campeando en el electrónico de un encuentro muy entretenido del principio al final.

Porque aunque la victoria no deja de conmutar por tres puntos como cualquier otra; no todas saben igual. Y la de ayer, sin duda, es de prestigio. Por la forma y por la entidad de los de Rafael Martín Vázquez, a quien el destino quiso vestir de azulgrana en el día de su debut como entrenador profesional. El que fuera miembro destacado de la 'quinta del buitre' tuvo que asistir al funeral de un equipo pacense que jugó de escándalo y mereció mucho más en la primera mitad. Seguro que ni el madrileño ni los alrededor de 200 aficionados visitantes contaban con la soberbia actuación bajo palos de Aarón Escandell. El arquero valenciano salvó a su equipo tantas veces como éste se lo requirió y contribuyó a henchir de moral a un grupo que está cuajando un aseado curso 2017-2018.

Y es que quien quiera que eche un vistazo a la aplicación futbolística de turno de su smartphone pensará que el partido de ayer fue un tostón. Pero nada más lejos de la realidad. Que sólo hubiera un tanto, y el mismo llegara de penalti y casi en el descuento, fue algo poco más o menos que circunstancial. Morilla introdujo algunos cambios respecto al once de San Fernando. Estrada y Jean Carlos esta vez le ganaron la partida a Isi y Nacho. El brasileño jugó más lejos de la banda que en otras ocasiones y su compatriota Caio, en su primera titularidad, desplazó del once inicial a Juancho.

El choque tuvo un arranque frenético, acelerado; como si los dos equipos hubieran caído directamente en el minuto 80 de partido. En el galimatías, el primero que avisó fue el propio Caio Emerson. El de Sete Lagoas se perfiló para pegarle y Manu repelió el chut cuando apenas se habían disputado 90 segundos de envite. Ese mismo intervalo medió entre la ocasión local y la réplica visitante. Fue Nico el que cabeceó y Aarón el que tiró de reflejos felinos para sacar el puño arriba. En ese mismo córner, el cuadro azulgrana acabó alojando el esférico en el marco rojiblanco, pero en fuera de juego.

El frenesí no paraba, y el Extremadura, poco a poco, fue acorralando al filial. El acecho iba a engrandecer la figura del cancerbero del Granada B, que antes de la media hora sacó de la escuadra un balón con una palomita antológica a mano cambiada. A la cabeza se las echaban jugadores y cuerpo técnico azulgranas. Sobre todo cuando Willy volvió a toparse con el portero rojiblanco en el 37', otra vez tirando de reflejos, o cuando el de Carcaixent solventó con una nueva estirada unas de esas situaciones comprometidas generadas en un balón parado que nadie toca y se pasea por el área de castigo (45'). Antes, en el 40', el que la mandaba al cielo era un veloz extremo derecho llamado Jairo.

De tanto perdonar el Extremadura, el Granada B se lo acabó creyendo y salió mucho más sólido tras el descanso. Sólo dos minutos después de volver de vestuarios, los rojiblancos gozaron de una ocasión múltiple desbaratada entre Manu y la defensa. Pero la jugada que marcó un punto de inflexión llegó en el minuto 67. Gio, que tenía una amarilla, cortó un contragolpe y el colegiado le mostró la segunda. Los de Martín Vázquez trataron de poner al mal tiempo buena cara para salvar al menos un punto pero entonces llegó el claro penalti sobre Pablo que Estrada transformó con temple y elegancia. El susto lo acabó dando Andrés García en el descuento tras recibir un golpe que hizo temer lo peor. Afortunadamente tan sólo quedó en eso.

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