Daniil Trifonov, una de las grandes revelaciones mundiales del piano en la última década, tuvo que cancelar el año pasado su recital en el Festival por una inoportuna lesión en el codo. Este año al fin debuta y su planteamiento ha cambiado radicalmente. Se acerca ahora a cinco grandes compositores que va encadenando de forma sutil. Arranca con el Chaikovski del Álbum para la juventud, veinticuatro miniaturas accesibles a los estudiantes que se ponen en la senda del Schumann que escribió obras similares. Sigue en efecto con Schumann y su Fantasía op. 17, una de las más grandes creaciones para teclado de todo el siglo XIX, que Trifonov vincula a la maravillosa Fantasía en do menor de Mozart, obra de una agitación trágica que parece anunciar el Romanticismo. Luego hay un salto al siglo XX, con dos obras creadas casi a la vez, el virtuosístico tríptico de Gaspard de la nuit de Ravel, una auténtica fantasía de la imaginación más delirante, y la Sonata nº 5 de Scriabin, con sus fascinantes armonías y su final abierto.

Nacido en Nizhni Nóvgorod en 1991, Trifonov comenzó su formación musical a los cinco años, y pasó a la Escuela de Música Gnessin de Moscú como alumno de Tatiana Zelikman, antes de continuar sus estudios de piano con Sergei Babayan en el Instituto de Música de Cleveland. También ha estudiado composición y sigue escribiendo para piano, conjunto de cámara y orquesta.

Neopercusión

A las 20:00 en el Centro Federico García Lorca, Neopercusión, conjunto madrileño que se acerca ya a las tres décadas de vida, en las que se ha volcado en la música de vanguardia, reúne a dos de las personalidades del Festival de este año, Tomás Marco y György Ligeti, en un concierto singular, pues si la música para percusión sola no es tan infrecuente en los compositores del último medio siglo, mezclarla con la voz sí lo es. Además de recuperar Necronomicon de Tomás Marco, pieza coreográfica en cuatro secciones para seis percusionistas que los célebres Percusionistas de Estrasburgo estrenaron en el Patio de los Leones en 1971, se ofrece otra partitura del maestro madrileño en la que a la percusión se añade la voz de una cantante, A riveder le stelle. La cantante, que esta vez será Marta de Andrés, pondrá voz también a una exuberante obra de Ligeti, Síppal, dobbal, nádihegedüvel, un extraordinario ciclo de siete canciones populares en el que, además de una gran variedad de instrumentos de diferentes culturas y no convencionales, se escucharán sonidos de viento como los de armónicas, silbatos, ocarinas y flautas.

FEX

A las 21:30 en el Campo del Príncipe un espectáculo doble para todos los públicos servirá para cerrar el I Encuentro Transnacional de Common Ground, que se inauguró el 29 de junio, un proyecto cofinanciado por Europa Creativa que tiene como eje central la reivindicación y recuperación de los espacios públicos de ciudades y pueblos, para iniciar un diálogo a través de las artes escénicas, en particular del teatro del gesto, del clown, del teatro de calle.

Ahora, la Compañía Piero Partigianoni, una mezcla de clown, música en directo, teatro gestual y, sobre todo, mucha poesía, ofrecerá Tierras posibles, mientras que TanTonTería Teatro, una compañía fundada en 2017, que mezcla la risa, la emoción y una fusión de técnicas gestuales y textuales en un cóctel apasionante con el que buscan hacer del mundo un lugar un poquito mejor, presenta Bouleverser.

En los Jardines del Palacete de Quinta Alegre (22:00) actúa el conjunto Atash, que no es un grupo típico. Los miembros proceden de muchos rincones del mundo, unidos por una devoción religiosa a su oficio de músicos y un amor por hacer bailar a la gente en una celebración de la vida que roza el misticismo extático. Sonidos de Oriente y Occidente, de Asia, Europa, África y América, se funden a la perfección en un sonido hipnótico y vibrantemente bailable, y el público que acude a los conciertos de Atash muestra una diversidad similar, unido por un espíritu de apertura y amor.

Se trata de una música que rompe barreras, tiende puentes, conecta y celebra, y desafía las categorizaciones y rompe estereotipos; al fin y al cabo, pocos esperarían que una mezcla tan potente de sabores internacionales viniera del centro de Texas. Curiosamente, la única etiqueta que se acerca siquiera a la identificación de la música es la categoría notoriamente nebulosa llamada músicas del mundo.