historia | repaso a la figura del general y científico granadino

Emilio herrera: Vigencia del ejemplo

  • Me pregunto si es razonable privar a la sociedad española tan necesitada de paradigmas de esfuerzo, honestidad, capacidad, inteligencia y coherencia entre el decir y el hacer, del ejemplo de Herrera

  • En 1993, el Ayuntamiento de Granada le concedió a Herrera la condición de hijo predilecto

El general de aviación Emilio Herrera Linares ha estado tan silenciado que apenas se ha oído su nombre durante años fuera de los círculos científicos y tecnológicos aeronáuticos, a pesar de ser uno de los tecnocientíficos españoles más importantes del siglo XX. Vivimos en un país provinciano de escaso interés público por la cultura científica, y, para que algo sea tenido en cuenta, primero debe ser reconocido en el extranjero. Afortunadamente la admiración que Emilio Herrera generó en el mundo antes y después de su muerte en Ginebra, ha ido calando lentamente en España y ahora es ya imparable. Hoy, a los cincuenta años de su fallecimiento en Ginebra y 78 de exilio, su ejemplo está plenamente vigente. Intelectuales y políticos descubren con sorpresa y estupor a este gigante, tan reconocido en la España del primer tercio del siglo como en Francia, Alemania, Portugal y Estado Unidos e Hispanoamérica.

Su recuperación es resultado de un largo proceso iniciado en 1979, cuando al cumplirse el cincuentenario de la creación en España del título de Ingeniero Aeronáutico, la Asociación de Ingenieros Aeronáuticos y la Escuela Técnica Superior lo homenajearon con la edición de su obra Aerotécnia.

La admiración que generó en el mundo ha ido calando en España y ahora es imparable

Desde aquella fecha hasta hoy se han sucedido homenajes, conferencias y publicaciones, que responden a la necesidad de un conocimiento más allá del científico y técnico, en los que fue una autoridad de prestigio mundial.

A su recuperación están contribuyendo instituciones como el Servicio Histórico del Ejército del Aire, la Escuela Superior de Ingenieros Aeronáutico, muy destacadamente la Fundación AENA, RACE y desde 1984 la Universidad de Granada, últimamente su Facultad de Ciencias ha promovido una comisión para insistir en su recuperación bajo el lema '2017. Año Emilio Herrera'. Proyecto que el pasado 21 de junio presentaron la rectora de la UGR, Dra. Pilar Aranda y el profesor Roque Hidalgo a un buen número de entidades nacionales, provinciales y locales sumadas, ciertamente todas deslumbradas, incrédulas a veces, al constatar sus títulos científicos y aportaciones a la aeronáutica, astronáutica y a la ciencia en general. El pasado día 13, día de su fallecimiento, se iniciaron los actos previstos por dicha comisión y que continuaran su desarrollo durante las próximas semanas.

Ante estas iniciativas no deja de ser lamentable el retraso a nivel institucional, tanto en Andalucía como España, a su reconocimiento en los espacios expositivos españoles e instituciones generadoras de cultura científica e histórica. Se está tardado demasiado en un reconocimiento no sólo merecido, sino quizás de los más justificado de las figuras del pasado siglo en España. Los colegios, universidades, institutos, organismos andaluces deberían ostentar a estas alturas su nombre y conocimiento.

Las consecuencias del drama español de 1936 lo llevaron a París, donde su prestigio había hecho de él persona muy valorada. Fueron años duros, sobrevivió a las estrecheces de la ocupación con sobrecogedora dignidad de sus trabajos y colaboraciones en revistas de ciencia y tecnología. Recuperada la normalidad en Europa, Herrera fue consultor científico del Ministerio del Aire francés, para pasar posteriormente a organismos como la Oficina Nacional de Investigaciones Aeronáuticas de Francia (Onera) o la Unesco, sin abandonar colaboraciones en las más prestigiosas revistas científicas francesas, suizas, italiana e hispanoamericanas. Sus innovaciones técnicas en el ámbito aeronáutico y científico fueron reconocidas por el Instituto y la Academia de Ciencias de Francia con el título de Laureado en Ciencias y otras distinciones. Con ser su actividad científica notable a la par lo fue su conducta irreprochable que dio respeto al exilio español, personalidades como Salvador de Madariaga, Miguel Maura e Indalecio Prieto lo consideraron cumbre del exilio, y fue esa ejemplaridad la que le llevó a él, hombre sin partido y sin vocación política, a las más altas responsabilidades en las instituciones republicanas.

Ejemplaridad ética

Herrera adecuó en todo momento su conducta a su sentido del honor y conciencia, y siempre a una honradez ejemplar, y esto en algunos círculos ha tardado en comprenderse, incluso puede que a generar cierta incomodidad al verse reflejados en él, como quien se contempla en uno de los espejos velleinclanescos y le desagrada profundamente la imagen que le devuelve.

Caballero Gentil Hombre de Alfonso XIII, marchó con el monarca a París donde el rey le liberó de su compromiso y le ordenó reintegrarse a su puesto. Así lo hizo Herrera, monárquico convencido, regresó a Madrid y juró lealtad a la República, vencido ya el plazo que había dado Azaña a los militares profesionales para decidir su posición, en ella se mantuvo hasta el final de sus días, sencillamente porque siempre tuvo muy claro el valor de un juramento y a él ajustó su proceder. Quien llegó a París como un 'general rojo' pronto fue visto como el Caballero Gentil Hombre de la República, título que refleja perfectamente esa fructífera síntesis en su conducta de liberal, que llevó con naturalidad, sin sentido de lo heroico en ningún momento, ni reclamar nada.

Siempre me han admirado aquellas personalidades que en tiempos convulsos, de confusión y quiebra de valores, vieron claro el camino a seguir, y no era fácil. Cuando en Europa se saludaba al horror con el brazo en alto o el puño cerrado, Herrera, los Maura y algunos otros, sólo aspiraron a mantenerse en la normalidad. De aquí la vigencia de su pensamiento y actitud, y el valor de su ejemplo. Menos conocido aún es su compromiso con los principios democráticos, su sentido de la jurisdicidad, su concepción moderna del ejército y su profundo sentido de la soberanía popular, y por cima de todo su integridad ética, todo un valor en el que insistir en estos tiempos tan a la baja y de aquí su provocadora e incómoda vigencia.

Como tantos otros hombres de ciencia de la Generación de Plata Herrera se vio obligado a sobrevivir en unas difíciles condiciones en la recta final de su vida, al igual que figuras tan relevantes como Blas Cabrera, Ignacio Bolívar, Odón de Buén, Arturo Duperier, Martínez Risco, Enrique Moles..., o Alberti, Max Aub, Madariaga, Juan Ramón Jiménez, León Felipe, Pau Casals, Picasso…, y aunque algunos de ellos han sido objeto de estudio otros muchos permanecen en el rincón más oscuro y lo más grave después de más de cuarenta años de democracia y libertad y otras circunstancias que agravan la situación. ¿Por qué tanto silencio sobre ellos?

Me pregunto si es razonable privar a la sociedad española tan necesitada de paradigmas de esfuerzo, honestidad, capacidad, inteligencia y coherencia entre el decir y el hacer, del ejemplo de Herrera. En 1993, el Ayuntamiento de Granada le concedió a Herrera la condición de hijo predilecto de la ciudad, honor que comparte con Lorca y Ayala. Herrera acreditó en vida su relevancia científica que le llevó a ser académico de ciencias de España, miembro de las sociedades de Geografía, Física y Química, vicepresidente de la Sociedad Matemática española, Laureado de la Academia de Ciencias de Francia, del Instituto Aerotécnico de la Argentina, experto de la Sociedad de Naciones, de la Unesco, de la Onera (Francia)…, Caballero de la Legión de Honor, de la Orden de Cristo de Portugal, Caballero Gentil-hombre del Rey…, estos y otros títulos le fueron concedidos en reconocimiento a su vida y a su obra en el ámbito de la Aeronáutica y de la Ciencia, incluso como esperantista reconocido internacionalmente, y otros títulos como militar ejemplar, algo que se le reconoce demasiado poco es su concepto, que viniendo de un General como era, tenía de la finalidad del Ejército para la Paz y más cuando vislumbró los efectos de las armas nucleares. Estamos ante un hombre extraordinario, ejemplo de sabiduría, sencillez, cordialidad, lealtad, rectitud ética, valores que parecen pesar plomo en su rescate.

Concluyo con la opinión de J. Giner Pantoja: "Aprendamos todos del inolvidable D.Emilio, tantas virtudes como él tuvo; sepamos, como él, vivir y convivir con amigos y enemigos. Miremos con respeto y admiración como supo ser fiel hasta el último momento a sus valores, ideales y creencias políticas y religiosas".

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