Granada

Los peritos desmontan la "fábula" del presunto asesino de Beatriz

  • La Guardia Civil afirma que el ADN hallado en la bufanda con la que se estranguló a la joven es del acusado, pese a que éste atribuyó el crimen a unos sicarios turcos

La sensación que el miércoles, día en que comenzó el juicio por la violación y crimen de Beatriz Collado, quedó a muchos de los asistentes tras escuchar la rocambolesca versión del acusado fue la de haber oído una "fábula", una historia de sicarios y asesinatos por encargo perfectamente hilvanada por José Molero Guerrero para, presuntamente, disimular la verdad. Sin embargo, ayer la "fábula" del acusado se fue desmontando paulatinamente conforme fueron desfilando ante el tribunal de la Sección Primera de la Audiencia de Granada los distintos peritos del caso.

En primer lugar, las médicos forenses que estuvieron presentes durante el levantamiento del cadáver de Beatriz el día 2 de marzo en el Pantano del Cubillas y que le practicaron la autopsia descartaron que se emplease una barra, a modo de torniquete, en el estrangulamiento de la joven.

Explicaron que Beatriz fue asfixiada con el lazo de la bufanda o braga de deporte que llevaba puesta -la chica fue raptada la noche del día 1, cuando se disponía a regresar a casa en coche después de haber salido a correr con una amiga por la zona de Joaquina Eguaras-. Ese lazo le dejó un pequeño surco en el cuello y, como agregaron las forenses, si se hubiese empleado una barra, "toda la prenda hubiese actuado como lazo y le habría dejado en el cuello un surco más ancho". Además, según añadieron, el roce con la barra habría dejado alguna señal.

Cabe recordar en este punto, que el acusado señaló en la declaración que ofreció el miércoles que fueron dos hombres de origen turco, los "sicarios" de su historia, quienes, tras obligarle a violarla, cometieron el crimen de Beatriz con una barra que metieron por su bufanda y giraron hasta ahogarla.

Sobre los resultados de la autopsia, explicaron que Beatriz falleció por "asfixia mecánica" entre las 3 y las 5 de la madrugada -su rapto se produjo a las 22.25 horas del día 1 de marzo-. Presentaba "algunas erosiones y contusiones de escasa entidad" y no tenía lesiones que indicasen que fue arrastrada.

En segundo lugar, dos especialistas del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil de Madrid que se encargaron de analizar unas manchas en la bufanda de Beatriz confirmaron que los restos de ADN hallados en la citada prenda pertenecían a la víctima y a otra persona: José Molero.

Dichos restos genéticos "no eran de sangre ni de semen" y sí podían ser de piel, una posibilidad que al ser apuntada por los peritos provocó que el presidente del tribunal les formulase una pregunta clave: "¿Puede ser compatible con que la persona a la que pertenece el ADN -José- cogiera la bufanda con la mano?". Los especialistas asintieron.

En este punto, sus conclusiones hicieron que nuevamente la versión del acusado se tambalease. José dijo que fueron los dos sicarios quienes asfixiaron con la bufanda a Beatriz, pero el ADN ajeno hallado en la prenda, según estos investigadores, le pertenecía sólo a él. "Es 7.000 billones de veces más probable que el ADN hallado en la bufanda sea de José Molero que de otro individuo", enfatizaron los peritos. Éstos también analizaron en su día otros elementos relacionados con el caso, como muestras de las uñas de la joven, algunas de las joyas que llevaba y dos colillas y un chicle recogidos en la zona del embalse donde apareció flotando el cadáver. Los resultados de los exámenes de estos efectos no fueron significativos.

Otra prueba contundente contra el acusado ratificada ayer fue un informe elaborado por el Instituto Nacional de Toxicología sobre el semen encontrado en la vagina de Beatriz. Sus artífices, dos peritos de Sevilla, insistieron en que era "1.200 trillones de veces más probable que el esperma fuese del acusado que de otra persona".

Durante la sesión de ayer, comparecieron los policías que encontraron el coche de Beatriz con el cristal de la ventanilla delantera del copiloto fracturado y explicaron que durante la inspección del vehículo, que estaba estacionado en la calle La Calera "sin haber sido revuelto", no observaron cristales en el suelo y sí en el asiento. Es decir, una vez roto el cristal, la puerta no fue abierta. Este detalle llevó en su día a pensar que la ventanilla pudo ser rota para simular un robo.

José también se ocultó ayer bajo la capucha de su chaqueta al entrar y salir de la Real Chancillería para evitar a toda costa que alguien pudiera ver su rostro. Una hermana de Beatriz, al abandonar la sala, no pudo evitar hacer en voz baja un comentario sobre su actitud: "Mira cómo se esconde, es un cobarde". Los padres de Beatriz no estaban entre el público. Está previsto que el juicio concluya hoy.

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