Nunca han sido fáciles las relaciones entre el cine y la literatura. Casi de amor-odio, se podrían describir. Se buscan, se quieren, se repelen, se necesitan... cine y literatura están felizmente condenados a entenderse.

Durante el primer semestre del año, AulaCine CajaGranada quiere contribuir a acercar los libros al cine y las películas a la literatura, aprovechando que el Club de Lectura que se celebra en la Mediateca Francisco Ayala dedica el presente curso a analizar las relaciones entre ambas disciplinas.

Títulos como El nombre de la rosa nos permitirán comprobar cómo una obra de culto, de estructura muy compleja, fue felizmente adaptada por Jean Jaques Annaud, gracias al prodigioso trabajo de los actores y a un exuberante diseño de producción o el gusto de Stanley Kubrick por adaptar novelas muy diferentes entre sí a la pantalla.

¿Resulta creíble el realismo mágico de García Márquez, pasado por la lente de Arturo Ripstein? ¿Cómo resultan las críticas fabulaciones de Saramago en pantalla? ¿Tiene fuerza Spencer Tracy luchando contra los elementos en El viejo y el mar?

¿Puede ser realista una adaptación cinematográfica que traslada la acción del África colonial del siglo XIX a la guerra del Vietnam, tal y como hizo Coppola en Apocalypse Now? ¿Consigue reflejar el director americano en pantalla todo lo que Bram Stoker quiso transmitir con Drácula? Y, por supuesto, tendremos ocasión de celebrar el 40 aniversario del estreno de una película mítica, El Padrino, en la que la novela original y los guiones de Mario Puzo van indisolublemente unidos.

A lo largo de los próximos seis meses, Aulacine CajaGranada invita a ver, leer y descubrir una serie de películas que, proyectadas en Versión Original Subtitulada, nos permiten disfrutar a la vez que reflexionar sobre las relaciones entre cine y literatura y el proceso creativo e interpretativo de los productores, guionistas y directores.

¿Qué mejor comienzo que Orson Welles y el Quijote? Las proyecciones del Ciclo AulaCine comienzan con una película muy especial en la que dos genios se dan la mano: el Quijote de Cervantes interpretado por Orson Welles.

Estamos ante una obra incompleta que el maestro norteamericano rodó durante muchos años, de forma discontinua. En cuanto encontraba a algún productor que le daba algo de dinero, Welles reunía al equipo y filmaba secuencias de la película. Hasta que el presupuesto se terminaba. Y vuelta a empezar.

Finalmente, fue el director español Jesús Franco quién dispuso del material filmado por Welles y cerró en el montaje y la postproducción de una película cuyo rodaje sería un excelente material para un guión. Y es que no ha tenido suerte, Don Quijote, en el mundo del celuloide.