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Larra muestra su vigencia a través de una exposición en la Biblioteca Nacional

  • 'Larra, fígaro de vuelta' reúne más de un centenar de piezas entre manuscritos y objetos personales

La pluma mordaz y rebelde de Larra vuelve, para mostrar que sigue estando viva y que es muy necesaria, a través de una exposición abierta desde ayer en la Biblioteca Nacional en la que un centenar de piezas, entre manuscritos, prendas de vestir o artículos digitalizados, dan fe de la vigencia total de su obra.

Larra, fígaro de vuelta, nombre de la muestra, que sido tomado del primer artículo que Larra publicó en El Español, en 1936, ha sido organizada por la Sociedad de Conmemoraciones Culturales (SECC) en colaboración con la Biblioteca Nacional, y estará abierta hasta el 14 de febrero.

La exposición, organizada en cinco espacios, contextualiza toda la vida y la obra -"con piezas impresionantes", según el comisario de la muestra Leonardo Moreno Tobar- de este creador del periodismo moderno, que se pegó un tiro en la sien el 13 de febrero de 1837 antes de cumplir los 28 años, tras un desengaño amoroso y el hastío que le producía la situación española.

Una situación política y social gris y desastrosa que se refleja en el primer apartado de estas muestra. Larra nació en plena Guerra de la Independencia y murió en plena guerra carlista. Vivió la Transición del antiguo régimen al Liberalismo, y todo ello se hace visible en la exposición con obra gráfica de Gutiérrez de la Vega, Esquivel y Avrial y otros artistas de la época que reflejan hechos históricos con retratos y vistas de Madrid.

Piezas que están todas interrelacionadas con otros elementos de la exposición, como el importante grabado que "hicieron sus enemigos" tras su muerte y que representa a su hija junto a él, momentos antes de que se suicidara, y que le pregunta "¿Qué te pasa, papá?". Según relata el comisario, Larra, cuando se suicidó en su casa de Madrid, no estaba solo. Su hija Clara estaba en la casa.

También se exhibe mobiliario, objetos personales del escritor, su vestimenta, sus levitas, que demuestran lo pequeño que era, o sus camisas y tirantes. No está, sin embargo, la pistola con la que se supone que se pegó el tiro.

En esta segunda parte de la muestra, también se puede comprobar la relación de Larra con otros escritores, como Bretón de los Herreros o Espronceda. "Los amigos aprovecharon el entierro de Larra, que por su influencia fue enterrado a pesar de haberse suicidado, para convertirlo en un "conmovedor manifiesto del Romanticismo".

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