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Rodaje 'al filo de lo imposible'

  • La presentación de 'Frozen' eleva el nivel artístico del certamen con una historia ambientada en el Himalaya

Pelo corto, sucio, trasquilado; pantalones de militar, polvo, mirada desesperada... Así acaba la actriz Gauri en la película hindú Frozen (Congelado). Tras su pase en Cines del Sur, segundos después, aparece con pelo brillante, vaqueros y una camisola a la última. "Llevaba una peluca", dice coqueta. Es la única anécdota, porque la cinta dirigida por Shivajee Chandrabhushan es un continuo impacto emocional en el espectador. A decir de los críticos, el gran hallazgo del festival. Y casi en la línea de Al filo de lo imposible. "Fue una película muy difícil de rodar porque trabajamos en el Himalaya a -25º aunque el equipo de producción nos cuidó y nos proporcionó siempre comida caliente y ropa de abrigo", recuerda Gauri. "Llegamos cuatro días antes del rodaje para aclimatarnos, pero hubo momentos duros". Nada que ver con la alegría exultante de Bollywood. "Evidentemente no es el tópico guión con danza y colorido, y quizás por eso estamos teniendo problemas para poder estrenarla en India", continúa la actriz que encarna a una adolescente de mirada entre traviesa e inquietante, a la que le cambia la vida cuando se instala un campamento militar junto a su casa en las alturas y su padre cae en las redes de un prestamista de pelo aceitoso. La historia, en su estreno en el Festival de Toronto, puso al público en pie.

Por su parte, Shivajee Chandrabhushan se muestra también "totalmente en contra del cine de Bollywood". "Pero hay gente que se ha rebelado para salir de esa dinámica de producción, de esa estética", continúa en referencia a las más de mil películas que produce al año la industria hindú.

En su opinión, no hay que distinguir entre cine de autor y cine comercial, sólo entre "buenas y malas películas". Pero su apuesta por el riesgo no se queda en rodar en condiciones extremas dignas de Juanito Oyarzábal. Su estética y la fotografía en blanco y negro tienen un porqué. "El cielo del Himalaya es tan azul que ofrece sensación de calor, incluso está el tópico de los monjes budistas y el colorido de sus ropas y sus templos, con lo que había que dar un vuelco para entroncar el entorno con la crudeza de la historia", explica el director hindú, cineasta made in self y licenciado en Sociología.

También amateur era la actriz Gauri, que aprendió a actuar tras la cámara al tiempo que se le helaban los pies. "Y eso que llevaba puestos cuatro pares de calcetines", recuerda friolera. Eso sí, en el reparto, "había gente del entorno mejor que algunos profesionales del cine".

Y aunque indio, el director sorprende con sus referentes a la hora de crear: el neorrealismo italiano. "En mi país", explica, "en los últimos años se ve mucho cine del resto del mundo, cosa que no pasaba antes, y ahora no es difícil acudir a un videoclub de Nueva Delhi y poder alquilar una película española". Tampoco estaría de más encontrar su Frozen en el Blockbuster.

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