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"El artista que se queja debería darse una vuelta por las oficinas del Inem"

  • El Festival del Zaidín recibe una bocanada de auténtico rock con aires celtas de la mano de Mägo de Oz, protagonistas de esta noche junto a Voynich!, Tannhäuser, Pájaro Jack y Stone Caliber

"Quien es rockero, es rockero por dentro", asegura convencido Txus di Fellatio, el alma de Mägo de Oz, un grupo que consiguió transformar el rock que se hacía hace más de veinte años en España y que sigue reinventando su forma de entender la música. Después de una trilogía musical en forma de "pequeña ópera rock" bajo el nombre de Gaia con la que han recorrido América de arriba a abajo, y justo cuando acaba de ver la luz el single de su primer proyecto en solitario, Burdel King, Di Fellatio y los suyos hacen parada esta noche como protagonistas indiscutibles de la noche más canalla del Zaidín Rock.

-¿Les ha dejado demasiado exhaustos un proyecto musical tan ambicioso como Gaia?

-Bueno, no tanto... Lo que realmente deja exhausta a una persona es no llegar a fin de mes, levantarse a las seis de mañana para ir a la fábrica o a pescar o que le desahucien su casa... No tenemos ningún derecho a quejarnos porque la vida nos ha regalado más de lo que probablemente nos hubiéramos merecido. Tengo un trabajo que me encanta y gano dinero haciendo lo que más me gusta; claro que tiene sus inconvenientes, por supuesto, pero jamás me quejaría. El artista que se queja debería darse una vuelta por las oficinas del Inem y dar todos los días las gracias.

-Y encima venden discos, que es algo de lo que la mayoría de artistas no pueden presumir...

-Es una pena que entre la piratería y la bajada de canciones se esté matando a la música. Detrás de cada disco hay un trabajo ya no sólo del músico, sino del estudio de grabación, del fotógrafo, de la maquilladora, del que hace el videoclip, de las revistas y las radios... Cuando alguien piratea o roba una canción no sólo está haciendo daño a Alejandro Sanz, sino a muchísima gente que come también de Alejandro Sanz. Somos el segundo país del mundo que más copiamos; pirateamos películas, música, bolsos de Loewe... y, en ese sentido, nos falta un pelín de cultura.

-Y ante ese panorama, ¿cómo se consigue sobrevivir tantos años y con éxito?

-Primero, siendo original. En Mägo de Oz hemos intentado desde siempre hacer una propuesta a nivel musical que fuese distinta a lo que se hacía, mezclando el rock duro con la música celta, las gaitas, las flautas, los violines... Las letras de Mägo de Oz son muy poéticas, todos nuestros discos son óperas rock; pequeños discos conceptuales que giran en torno a una historia. Todo eso ha hecho que seamos un grupo especial en ese sentido, pero realmente no es mérito nuestro. El mérito de que llevemos tantísimo tiempo y de que hace unos años nos dieran un disco de diamante por haber vendido un millón de copias en toda nuestra carrera es gracias a nuestros fans, a la gente que junta dinero para comprarse un CD o que espera horas y horas en las firmas de discos... Todo lo que somos es por ellos.

-Es que dicen que el público heavy es el más fiel a sus grupos...

-El público del heavy y del rock es un público maldito que siempre ha estado muy mal visto y muy maltratado. Él sabe lo que es la música, adora la música. En cambio, el otro público son chicos bien, que están bien vistos por la sociedad, no tienen ningún problema y hoy escuchan una cosa y mañana otra, que también es muy lícito. Al público del rock le ha costado mucho dejarse el pelo largo, vestir de negro y ser el apartado del instituto, así que tiene a sus grupos como compañeros de angustias porque siempre que lo ha pasado mal se ha puesto a sus artistas preferidos de rock. El rockero siempre es rockero, es muy difícil que con 30 ó 40 años deje de serlo. Puede ser que por motivos profesionales deje la chupa aparcada durante la semana, pero los fines de semana se la vuelve a poner.

-¿Cómo fue tomando forma un proyecto como Gaia? ¿Qué tenían en común esas canciones para formar parte de una trilogía?

-Gaia como marca es igual a canciones complicadas, a canciones muy elaboradas con minutajes bastantes largos. Son canciones muy operísticas en ese sentido. Musicalmente los Gaia son pequeñas óperas rock y tienen una complejidad musical y compositiva importante. Lo que pretendíamos era hacer algo distinto, mantener la tensión durante tres entregas de una saga; fue como hacer los tres El Padrino. En total, nos ha costado siete años desde que empezamos Gaia I y hemos envejecido con ellos. Ahora que lo ves con distancia te queda un poco de pena de pensar y saber que han sido buenos años.

-Acaba de dejar escuchar el primer adelanto de Burdel King, su nuevo proyecto en solitario. ¿Había tantas canciones no aptas para Mägo de Oz como para montar una nueva banda?

-Es que Burdel King es todo lo contrario a Mägo de Oz; es muy macarra, muy sexista... Es una banda de mucho rock'n'roll, como podían ser Burning o los Tequila en los 80. Con Mägo de Oz hay un público muy joven y tengo que ser más responsable de las cosas que digo, aunque también intento hacer unas letras un poco fuertes porque creo que en la vida tampoco le puedes poner una coraza a un niño. En Mägo de Oz, aunque yo sea quien escribe, hay otros componentes que pueden estar o no de acuerdo, pero con este proyecto en solitario yo me miro al espejo y digo: "venga, para adelante".

-¿En qué han ido cambiando en este tiempo sus prioridades a la hora de escribir canciones?

-Depende de la tesitura y del contexto en el que esté. Con Mägo de Oz siempre he intentado ser muy poético, darle al fan joven unas letras que le hicieran pensar y tocar temas sociales, pero también cargadas de figuras literarias. Cualquier fan de Mägo de Oz sabe de mi odio visceral a la Iglesia católica y a todas las prohibiciones del alma. Claro que luego tengo otras caras; el año pasado hice un disco con canciones infantiles, un musical que se llama Héroes de pacotilla y para el que cambié de registro totalmente.

-Ahora, con Burdel King, se pone frente al micrófono. ¿Se siente cómodo llevando la voz cantante?

-Con Mägo de Oz siempre suelo salir a cantar un tema o así en cada concierto; siempre he sido un poco 'cantantillo' y me gusta estar al pie del cañón. Pero claro, después de 23 años de carrera también me apetecía probar otros registros y estar más al frente y no solo en la batería. De todas formas mi prioridad absoluta es Mägo de Oz, esto es solo por hacer cosas distintas.

-Y cuando un rockero con una larga trayectoria a sus espaldas ve que los nombres que parece que más triunfan a nivel internacional son los de gente como Justin Bieber, ¿se le ponen muy de punta los pelos?

-No, porque gente como él no me merece ningún respeto artístico; me parecen productos fabricados. Es un chaval que aún no ha madurado y musicalmente ni lo comento porque no me parece nada serio.

-¿Cómo ve el futuro de Mägo de Oz? ¿Sobre el escenario sí o sí?

-Como dice una canción nuestra, estaremos hasta que el cuerpo aguante. Tenemos una muy buena salud musical, nos llevamos muy bien y sabemos que hay muchísimos fans esperando a Mago de Oz, y lo único de lo que tenemos miedo es de defraudarlos a ellos. Hay Mägo de Oz para rato.

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