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"Me gusta que me lo pongan difícil"

  • El rapero de Pan Bendito (Carabanchel) protagoniza esta tarde en el Teatro Alhambra una nueva sesión del ciclo 'La música contada' y afirma que el hip hop es "poesía con música"

"Si te falta movilidad, pues se me tuvo que antojar, que de bombero o futbolista de mayor quería currar". Es la letra de Zapato ortopédico, donde El Langui se ríe de su sombra con muletas. El rapero de La Excepción ha ganado dos Goyas por El truco del manco, dirige Radio Taraska en Radio-3, acaba de publicar su primer libro y esta noche protagoniza en el Teatro Alhambra una nueva sesión del ciclo La música contada.

-¿Qué música piensa contar?

-Me pongo un poco a prueba. Se trata de recordar con el público. Lo que hago es llevarme diez canciones que son himnos de mi vida y que cada vez que las escucho me hablan de lo que ha pasado en esos momentos. Llevo desde Dire Straits hasta Triana, Camarón, Los Delinqüentes, Rosendo, El Club de los Poetas Violentos... Y La Excepción.

-¿Tiene gustos inconfesables en la música?

-No, si me gustan las pongo.

-¿Cómo se lleva con los poetas al uso?

-No lo sé porque todavía no me he topado con ninguno que me mire con recelo. A lo mejor cuando me doy la vuelta sí, pero creo que no tendría razón. Igual que nosotros nos hemos documentado y hemos aprendido de algunos poetas, ¿por qué ellos no pueden recrearse en nuestra música? La variedad complementa a la sociedad.

-Dylan decía que la poesía del siglo XXI iba a desarrollarse en un escenario y con una banda de rock detrás.

-Sí, pero más que con una banda de rock con un Dj detrás.

-De hecho, sus letras se pueden leer sin música, en el papel, y tienen consistencia.

-Claro que sí. De hecho, es poesía con música. Pero no sólo con mis textos, también pasa con otros raperos, no todos, eso sí.

-En el hip hop se distinguen por la agilidad mental. ¿Hay algo que le deje sin palabras?

-Esta pregunta, por ejemplo (risas). Cuando nosotros empezamos no había las 'peleas de gallos' que se llevan ahora. Se trataba de ir al escenario a actuar y a improvisar, pero no en batalla. De todas maneras, la improvisación siempre ha estado presente en mi vida y, de hecho, en el polideportivo nos pasábamos así las horas muertas.

-¿Todo barrio marginal debería tener su Excepción ?

-Todos los barrios tienen su altavoz. Hay gente que es el espejo del entorno, que es donde deberíamos de agarrarnos. Pero también debemos escuchar a los más jóvenes, que son el altavoz de los que vienen por detrás.

-¿Le resulta curioso que un joven de 'buena familia' que ha estudiado en colegios de pago sea fan de La Excepción?

-No, me gusta tener público de todo tipo, es lo más satisfactorio saber que me escucha desde un joven de barrio a una mujer de 50 años ama de casa o como dice usted, el hijo de un tío con pasta. Lo que más me mola es tener público variopinto.

-Con una agenda tan apretada, ¿le da miedo perder el pulso de lo que pasa en la calle?

-Me da miedo no tener trabajo, eso sí. Pero estoy en la calle, necesito estar en la calle, seguir con lo cotidiano.

-Enseñó su barrio a Carmen Lomana en un reportaje de 'El intermedio'. ¿Cómo fue el 'making off'?

-Yo estaba promocionando mi libro y me dije, ¿por qué no? Luego me enteré que Carmen Lomana me tiene mucho aprecio y ha seguido mi trayectoria en la radio. Es una tía que dice lo que piensa, y eso me gusta. Yo no tengo ningún problema con nadie.

-¿Hay prejuicios en el hip hop aunque muchas de las letras van precisamente contra esto?

-Claro que hay prejuicios en el hip hop, y complejos de inferioridad y de todo. Se lleva lo del 'yo hago esto, yo tengo lo otro'. El yo, yo, yo, yo, yo... Luego le quitas la ropa y lo dejas desnudo y ya no tienen tanto. El hip hop es el reflejo de la vida misma. Lo digo ahora que llevo 20 años en este mundo. En la vida hay miedos, envidia, soledad, complejos, superación...

-¿Los políticos deberían escuchar hip hop para saber qué piensa la gente de la calle?

-Lo que deberían de hacer es ponerse las pilas, y si se meten a mandatarios tienen que asumir su responsabilidad. Yo no tengo tiempo para escuchar música, y ellos deben estar más ocupados, por lo que si escuchan música significa que tienen tiempo libre.

-¿Los locales a los que va a actuar están adaptados convenientemente?

-Qué va, ni mucho menos. Los escenarios son precarios. Ni los garitos ni los grandes escenarios, ya sean las fiestas mayores de una gran capital. Los accesos no están acondicionados y piensas 'joder, han contratado a una persona con movilidad reducida y les da igual'. Pero bueno, me gusta que me lo pongan difícil.

-Ha hablado de sus referentes musicales. Ahora, tras ganar el Goya, ¿qué referentes tiene en el cine?

-La verdad es que no me da tiempo, este año, con la vorágine de trabajo, no tengo tiempo para nada. La gira con La Excepción, hacer Radio Taraska en Radio 3, cinco meses escribiendo el libro y la promoción... Este año ha sido caótico y el único tiempo libre ha sido para sentarme con mi hijo a jugar con los muñecos. No voy decir que lo quiero es que se tranquilice esto, porque me va la marcha y significa que estás ahí arriba.

-¿Le asusta saber que es un espejo en el que se miran muchos jóvenes?

-No me da miedo. Sé que soy un referente y más ahora. Yo tuve en mi vida referentes, tanto algunos que tenían algún problema físico y no eran conocidos como gente muy conocida. Los referentes son buenos cuando aportan algo positivo y constructivo. Mientras esté expuesto al público intentaré que lo que salga por mi boca sea constructivo y quedarme lo negativo para mí o mis colegas, no más allá. Sé que hay jóvenes que me están observando. Tengo responsabilidad, pero miedo ninguno.

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