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Un lugar para volver a empezar

  • El Centro de Encuentro y Acogida ayuda a los drogodependientes en situación marginal · Cubre sus necesidades básicas, les sirve de punto de apoyo y organiza actividades, como la edición de una revista

A veces es tan sencillo como tener un lugar a donde ir. No es que eso sea la solución para cualquier mal, o lo arregle todo de golpe, pero es un primer paso. Hay gente a la que la drogodependencia la lleva a una situación de marginalidad en la que se hacen complicadas cosas tan simples como tener una dirección donde recibir una carta, saber tramitar el carné de identidad o incluso tener un baño donde asearse.

El Centro de Encuentro y Acogida (CEA) para drogodependientes de la calle Arandas es un servicio municipal que está pensado precisamente para cubrir las necesidades más básicas de estas personas, desde darles un café caliente y un bocadillo a ofrecerles una toalla, jabón y una ducha.

Pero también allí se les facilita asistencia sanitaria y psicológica y se les informa sobre cursos y ofertas de empleo. La revista del centro, Así es la vida, es una actividad más para fomentar la comunicación y la interacción con los demás. "A veces bailo tangos con la soledad", escribe en el último número Toñi, una de las usuarias. Es un micrófono abierto para expresarse, para hablar de lo que les interesa y, además, una publicación con información de salud, pasatiempos, etc.

El centro también organiza a veces talleres para desarrollar habilidades sociales o para aprender a hacer monederos o carteras, que luego pueden vender. Se trata, en parte, de demostrarles todo lo que son capaces de hacer. Se les ofrece la posibilidad de coger libros prestados o de usar un ordenador para redactar su currículum, por ejemplo. El año pasado arrojó un dato muy positivo: de los 121 usuarios nuevos que fueron acogidos, 42 se encuentran ahora mismo trabajando.

Eso sí, no se trata de un sitio donde se les obligue a dejar la droga y buscar trabajo o se les exija tener voluntad de hacerlo como condición para la acogida, porque precisamente se trata de un centro para personas con una elevada degradación personal, social, familiar y laboral. No obstante, el centro es un punto de apoyo para poder plantearse una reintegración en la sociedad a todos los niveles, un largo camino que parece menos empinado cuando se sabe dónde ir para pedir ayuda o para plantear todas las dudas y preguntas que se hacen.

A veces, también, ver que algunos de sus compañeros logran salir adelante, mejorar sus condiciones de vida y hasta encontrar un empleo es el mejor estímulo para intentarlo, para tener el valor de enfrentarse a sus problemas y de vencer sus adicciones, y quizás, poco a poco, empezar una nueva vida.

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