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Todo por un musical

  • La granadina Irene Blanco consiguió entrar en una de las escuelas más prestigiosas de Londres para cumplir su sueño

Hace un año Irene Blanco hizo sus maletas y partió rumbo a Londres. Con sólo 18 años y un inglés básico, esta granadina tuvo que superar una audición muy exigente para poder entrar en el Bird College, una prestigiosa escuela de teatro musical de donde han salido la mayoría de los artistas que actúan ahora en el West End, considerado el Broadway de Londres. Su sueño era poder recibir un aprendizaje completo de tres años para protagonizar "algún día musicales como We Will Rock You o El Fantasma de la Ópera". El espectáculo, la calidad de los bailarines, las luces... Todo, dice, le llama la atención.

La bailarina recuerda cómo lloró de alegría el día que la llamaron para decirle que había sido admitida entre más de mil aspirantes cuando sólo había treinta plazas. No fue rápido. Tuvo que esperar varios meses porque primero entró en una lista de reserva y, cuando finalmente le comunicaron que sí, pensó que se trataba de "una broma". La llamaron el 5 de septiembre y una semana después, "si tener siquiera donde quedarme", comenzaba las clases.

Frente a un jurado y con el dorsal número 4, Blanco debió pasar primero una prueba de ballet junto a otras compañeras, otra de jazz y, lo peor, tuvo que hacer un monólogo en inglés sobre una pieza de teatro. "Fue la parte más difícil porque, aunque lo había repetido mil veces con mis preparadores, el nivel de inglés que yo tenía era el del instituto". Por si fuera poco, una vez terminaba tenía que enfrentarse a una entrevista en la que le preguntaban cosas como "por qué había elegido el teatro musical como forma de vida". Fueron tantos los nervios de aquel día de abril que hoy, dice, ni siquiera recuerda qué respondió.

No recuerda las palabras exactas pero sí sabe muy bien lo que significa el teatro musical para ella: "Es lo que más me llena. La forma que tengo de expresarme y a lo que me gustaría dedicarme profesionalmente en el futuro". Por eso está dispuesta a sacrificarlo todo: "Cuando llegué no me dio ni tiempo a pensar en todo lo que iba a echar de menos. Fue bastante duro porque soy una niña muy apegada a mi familia y a mis amigos y el hecho de encontrarme en medio de un país extraño, con un idioma nuevo para mí y donde no conocía a nadie me costó mucho al principio". Pero sus compañeros de piso y los profesores le han ayudado a superarlo.

Estudiar en Londres no era un capricho. La bailarina explica que aunque en España puedes formarte en los conservatorios y hay escuelas de danza y de teatro, "es muy complicado recibir el aprendizaje completo". Tras años de estudio en la escuela de danza Terpsícore de Granada y multitud de cursos con profesores como Ángel Corella, Alexandra Barnes, William Spencer o Paul Madden, su sueño era poder estar en esta escuela que forma parte de la Universidad de Greenwich.

No puede quejarse. Ha superado el primer curso con buena nota. De 0 a 100, Irene Blanco se ha traído de Londres un 80. "El nivel de exigencia", explica, "es muy parecido al que se puede ver en películas como El cisne negro", aunque deja claro que el trato de los profesores y la convivencia con sus compañeros no tiene nada que ver con películas como ésta. "De hecho es todo lo contrario. Aunque sí es cierto que exigen un nivel muy alto, lo consiguen dándonos ánimos y buenos consejos para sacar lo mejor de nosotros".

A lo largo de un día, que comienza aproximadamente a las ocho de la mañana, Blanco completa una media de cuatro horas de baile, con danza clásica, contemporáneo, jazz y claqué; otra de teatro; canto y teoría. "El estudio es también muy importante. Damos teoría de la danza, música, anatomía e incluso tenemos clases de nutrición porque inciden mucho en que nos alimentemos bien para tener la suficiente energíaen clase".

Bailarines como Tamara Rojo, Carlos Acosta o Corella y coreógrafos como Pina Bausch, William Forsythe son el espejo en el que la joven granadina se mira para conseguir su sueño.Lleva desde los cuatro años luchando por él.

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