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La profundidad de la serigrafía

Tinta plana. Christian M. Walter. Taller de serigrafía es una de las grandes apuestas del área de Cultura de la Diputación de Granada para este año. Ese es el título de la nueva exposición de la Casa Molino Ángel Ganivet que desde hoy exhibe medio centenar de trabajos realizados en el último cuarto de siglo en el taller de Christian Mathias Walter, uno de los más importantes serigrafistas de la actualidad.

Por su taller de Belicena han pasado artistas como José Guerrero, Luis Gordillo, Juan Vida, Rogelio López Cuenca, Julio Juste, Miguel Rodríguez Acosta, Santiago Ydáñez, Alejandro Gorafe o el recientemente desaparecido Valentín Albardíaz. Pero también han llegado hasta allí autores noveles como Irene Sánchez, que ha serigrafiado especialmente para esta exposición quinientas piezas que acompañan al catálogo que ha editado la imprenta de la Diputación Provincial.

Con la de Irene Sánchez, son siete las ediciones "especialmente serigrafiadas para la exposición de la Casa Molino", como las de Soledad Sevilla o Paco Pomet, entre otros.

Ángeles Agrela, Waldo Balart, Enrique Brinkmann, Rosa Brun, Chema Cobo, Carlos Galera, Iván Izquierdo, José María Larrondo, Carlos Miranda & Juan Aguilar, José Piñar, Mar Solís, Gonzalo Tena, Daniel Verbis, Simon Zabell, Jesús Zurita y el propio Christian Walter.

En la exposición se pueden contemplar esmerados ejemplos de serigrafía en los que el número de tintas no es el factor primordial. El visitante puede deleitarse con la formulación más sencilla, una sola tinta acromática, negro sobre papel blanco, como el encargo del arquitecto Juan Domingo Santos. Pero también con la gran pieza mural Transparencias: un conjunto de 255 colores diferentes construidos a partir de la superposición de ocho tintas en diferentes combinaciones. Christian M. Walter estampó este grupo cromático como reto profesional, una suerte de tira de control que le desvelase, de forma tangible, la génesis de los colores.

Así lo explica en el catálogo de la exposición su comisario, el pintor granadino Joaquín Peña-Toro, quien precisa que se trata de "una muestra muy variada" del trabajo que realiza Christian Walter con autores que "abarcan muchas zonas geográficas y muchas poéticas y estéticas".

Para Peña-Toro, el trabajo de Walter "merece ser conocido por los granadinos y por la provincia de Granada" pues como serígrafista destaca por su precisión técnica a la que se suma la "especial sensibilidad para adaptarse a la poética de los autores que pasan por su taller". "En el caso de Walter, la artesanía queda superada por un factor adicional; su creatividad", afirma el comisario.

Y es que Christian M. Walter no sólo destaca por su sensibilidad y virtuosismo, también es el autor de técnicas propias, como la serigrafía al fresco, que consigue una imagen fundida con el soporte al estamparla sobre un revoque de cal aún fresco.

"Tenemos una colección de gráfica de bolsillo que llamamos Triple B-Las Vegas", comenta Christian M. Walter sobre una marca editorial que también tiene presencia en la exposición de la Casa Molino y que cuenta ya con más de cuarenta estampas de bolsillo.

Por su parte, el diputado de Cultura, José Antonio González Alcalá, señaló ayer durante el acto de presentación de la muestra la labor de Walter con las pinturas y fotografías a la hora de elaborar las serigrafías, un ejercicio que está presidido "por un gran amor por el trabajo bien hecho, reposado, cuidado hasta el último detalle". Para el diputado, estas serigrafías firmadas por una treintena de autores, "conforman un abanico de procedencias, tendencias y generaciones del arte español actual con el denominador común de una estricta exigencia artística".

González Alcalá tuvo palabras de halago para la "armonía" del trabajo de Christian M. Walter con el paisaje en el que se desarrolla, "los cercanos secaderos, hoy sin uso industrial". Su taller "hereda la fisonomía de esos secaderos pero cambia su uso, secando ahora hojas entintadas a la espera de la siguiente capa de color".

Pero el mérito no es sólo de Walter, también su compañera, Loli Rodríguez, granadina educada en Holanda, es vital en la labor de este "cómplice de los creadores que acuden a su taller", como lo define Luis García Montero en su texto para el catálogo de la exposición. "Con Christian y Loli hicimos el libro Las elegías de Juan Vida. Verlos trabajar, verlos mirar y meditar el trabajo, sugerir, comprender, suponía participar de una evidencia: un conocimiento muy alto de la técnica de la serigrafía, de los saberes aceptados y de las nuevas posibilidades".

El poeta granadino conoció a Walter de la mano de Vida cuando lo eligió para serigrafiar los dibujos de este libro, algunos de los cuales también hay oportunidad de verlos en la Casa Molino Ángel Ganivet hasta el próximo 30 de junio.

"Detrás de la mirada del artista, están las manos del artesano", sentencia García Montero sobre el trabajo de este artista y artesano que demostró "las verdaderas posibilidades estéticas de la serigrafía" a varias generaciones de artistas plásticos para las que su labor en Granada es todo un "acontecimiento".

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