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Los secretos del Generalife siguen ocultos en Génova

Cuando el Generalife, ese jardín creado por los reyes nazaríes como escenario de sus gozos, volvió a ser propiedad estatal en 1921 dejó atrás parte su historia. Los miles de documentos de su archivo viajaron a Génova con la marquesa de Campotéjar. Granada se quedó así sin una parte de su legado de incalculable valor histórico -y económico-. Y esa fracción de su pasado, hasta la fecha, sigue descansando en Italia.

El valor de ese archivo es incalculable por un doble motivo: por lo cuantioso e importante de los documentos que contiene y, también, porque los investigadores y estudiosos no tienen acceso a él.

José Antonio García Luján, catedrático de Paleografía y Diplomática de la Universidad de Córdoba, explica que los intentos de los investigadores por acceder a los documentos han sido infructuosos hasta el momento. "No hay derecho legal alguno que obligue a abrir el archivo y el actual Marqués de Durazzo, el actual propietario. El marqués, que posee otros archivos de otros títulos y legados, llegó a un acuerdo con la Universidad de Génova para que se pudieran catalogar. Sin embargo, esta colaboración con la institución académica italiana se interrumpió antes de que se inventariara el del Generalife", manifiesta el catedrático.

Según el investigador, el actual marqués de Durazzo "sólo está obligado a proteger la documentación y que no desaparezca". Ni siquiera existe una catalogación que permita establecer con certeza el alcance de las miles de hojas que componen el archivo, pero García Luján no duda en afirmar que es "una documentación riquísima sobre la ciudad de los siglos XV y XVI hasta el XX". El historiador señala como ejemplo el hecho de que el archivo contenga "abundante informacion en árabe sobre la Granada nazarí de finales del XV, así como castellana relacionada con el Generalife: su espacio, explotación de las huertas, gobierno de alcaides...".

"Aunque no está inventariado sí que hay algunas fotografías que demuestran la magnitud de los fondos del archivo", explica García Luján, quien añade que "antes de su traslado el historiador Francisco de Paula y Valladar a principios del XX sí pudo acceder a los textos y publicó bastantes artículos, pero no hay nueva información posterior".

De los miles de legajos y tomos que lo componen sólo se pudo rescatar una mínima parte, unos cincuenta documentos, que ahora están en la Casa de los Tiros y el Archivo de la Alhambra.

En 1921, cuando la antigua huerta real musulmana volvía al patrimonio nacional, los Durazzo Pallavicino entregaron también la Casa de los Tiros, otra propiedad de la familia desde los primeros tiempos de la Granada cristiana y sede palaciega de la ciudad.

En el convenio no entró, sin embargo, el archivo, ni la espada jineta o granadina del siglo XV, ni los retratos de los titulares y miembros del linaje Granada Venegas. Sí quedaron los retratos de los reyes españoles, conservados desde entonces en la Casa de los Tiros.

En enero de este año se aprobó en un pleno del Ayuntamiento una moción que solicitaba a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía que se iniciasen los pasos necesarios para gestionar el retorno de los fondos documentales referentes al archivo de la dinastía nasrí de Granada y todos aquellos documentos que se consideren útiles para la Historia o el arte españoles.

Durante cuatro siglos el Gobierno español no emprendió los trámites legales necesarios para recuperar la antigua finca de la Alhambra. Fue en el XIX cuando el Estado inició el pleito a los marqueses de Campotéjar para recuperar la propiedad, de la que había tomado posesión la familia de los Granada a partir de 1537.

Al finalizar el contencioso la viuda del marqués de Campotéjar se marchó con el Archivo del Generalife pero el título pasó a una española de la línea secundaria de los Granada-Venegas, la sobrina Casilda de Bustos Figueroa (duquesa de Pastrana y marquesa de Campotéjar desde 1952), a quien sucedió su hijo José Finat Bustos. Los documentos, sin embargo, fueron heredados por Carlota Cattaneo, sobrina e hija adoptiva de la marquesa, y tras su fallecimiento, a su hijo, el actual marqués de Durazzo. Fue la Fundación Garnatha la que denunció que el conjunto de legajos siguiese desvinculado de Granada y sin acceso para los investigadores. La asociación, que dirige sus actividades a la recuperación para Andalucía de diversos archivos históricos, fue la que, siguiendo el rastro de los documentos, pidió la devolución de los manuscritos como parte del patrimonio histórico de la Alhambra.

Sí se conservan en el actual Archivo del Patronato de la Alhambra y Generalife los documentos de las diversas instituciones que han tenido su sede en el conjunto monumental, como la Capitanía General del Reino de Granada, la Alcaidía de la Alhambra, la Alcaidía del Generalife, Contadores y Veedores, Gobernadores Civiles y Militares y los diversos organismos que han gestionado la conservación del Monumento.

El concejal de Cultura, Juan García Montero, ha comentado a Granada Hoy que la semana pasada la Junta de Andalucía remitió al Ayuntamiento de Granada un escrito, que aún deben estudiar, en el que se les informa que no existe derecho legal para reclamar el archivo y que la opción es llegar a un acuerdo con la familia o, lo más factible, pedir una copia digital .

Habrá que esperar todavía un tiempo para descubrir los arcanos de una amplísima parte de la historia del Generalife, que aguardan a los investigadores y al gran público tras los muros del palacio de los Durazzo en la ciudad italiana de Génova.

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