Análisis

Curro ledesma

Abonado

Abril negro zaino. Un año para el recuerdo

Este año es un año para el recuerdo, pues nos han dejado grandes figuras de dentro y fuera de la plaza. Con el permiso de la autoridad y de todos ustedes, me van a permitir que sea el altavoz de esos sentimientos, vivencias y recuerdos que tienen grabados en su retina, como si de esta mañana se tratasen, y los convirtamos en un humilde, pero sentido homenaje a estos tres grandes.

Un mes negro el de abril de este año, negro como el azabache. Primero, Adrián, el niño que soñaba con ser torero y al que arropaba el mundo del toro. Él ponía la inocencia en la tertulia taurina que se estaba confabulando. Fuimos muchos los que cargamos contra los antitaurinos que le insultaron. Basta las palabras de Fran Rivera: "Qué Dios perdone a las bestias que se mofaron de tu sufrimiento".

A los pocos días, el segundo. Nuestro Antonio Ramírez. Hombre sencillo, altruista y gran aficionado donde los hubiere. Recuerdo que esa misma mañana le di la noticia a otro hostelero y buen amigo, Manolo de 'El Burladero'. Ya teníamos el café servido para esta gran tertulia, anécdotas y chascarrillos que quedarán en lo más íntimo de los tres.

¡Qué buena compañía para el pequeño Adrián! Lo imagino allá en la Gloria de los toreros con sus ojazos como luceros atento a la mundología de Ramírez.

Teníamos la inocencia, la mesa y el café, pero faltaba otro puntal para esa tertulia, el tercero, el torero. "Uno, dos y tres, tres capotes en el redondel".

Como si de una premonición se tratase, Palomo Linares vino a Granada a despedirse en uno de sus últimos actos públicos, el pregón que nos ofreció la feria pasada. Nos desgranó aquella tarde del 22 de mayo de 1972, donde le cortó dos orejas y el rabo a Cigarrón. Posiblemente la mayor controversia que se haya visto en la primera plaza del mundo. Aunque algunos recordarán años más tarde cuando se cortó la coleta aquí en Granada en la Monumental Frascuelo, pero como les pasa a muchos toreros no fue de manera definitiva.

A los tres se los llevó otro toro, el toro de la vida. Ese toro al que todos nos enfrentamos día a día. Unas veces nos cornea y seguimos adelante y otras, por desgracia, nos lleva por delante.

Pero el mejor homenaje que les podemos hacer es brindarles sin fisuras nuestra unánime defensa por lo nuestro, por nuestras tradiciones, por la Fiesta Nacional. ¡Va por ellos!

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