Uso adecuado de fármacos

Los profesionales deben conocer toda la evidencia de un ensayo clínico

Una de las claves que nos ayudan a entender los éxitos conseguido frente a las enfermedades y sus consecuencias es la que se refiere a la disponibilidad de fármacos cada vez mejores, más eficaces y más efectivos.

En los medicamentos y en las medidas de salud pública (potabilización de las aguas, programas de vacunas, screening, buenas condiciones de vida, etc), hay buena parte de las causas de la mayor calidad de vida y la mejor esperanza de vida en las sociedades modernas; eso sí, en el marco de sistemas sanitarios de cobertura universal con enfoque de lucha frente a los determinantes sociales de la salud.

Si nos centramos en los fármacos, asegurar un uso adecuado se convierte en una de las cuestiones que más puede contribuir a mejorar la salud de los pacientes y hacerlo con la mayor eficiencia posible. Algo que es fundamental en clave de sostenibilidad.

Es por eso que conviene cuidar y mimar mucho todos los procesos vinculados a la investigación, fabricación, distribución y uso de los medicamentos ya que (junto a la formación de profesionales) son elementos básicos para conseguir el uso adecuado de los fármacos en la práctica clínica.

En primer lugar, el desarrollo de los ensayos clínicos para investigar nuevas terapias capaces de vencer el drama que muchas enfermedades nos genera, requiere el máximo rigor científico al tiempo que las mayores facilidades para conseguir que nuestro sistema sanitario albergue todos aquellos que supongan avances potencialmente disruptivos.

En este sentido, las agencias de Medicamentos (la española y la europea, junto a las de otros Estados), tienen un papel de primer orden para facilitar y asegurar que los medicamentos se autorizan con los criterios de evidencia científica y seguridad clínica que se requieren en base a las exigencias determinadas por el rigor científico.

Una vez disponible un medicamento para que pueda ser prescrito, dispensado y usado por el paciente, es imprescindible que los profesionales conozcan todos los aspectos que se obtienen del ensayo clínico y de la evidencia para que se aplique en las indicaciones adecuadas y se consiga que su aplicación genere los efectos previsibles.

Y aquí resulta imprescindible el trabajo colaborativo entre aquellas profesiones sanitarias que intervienen en la gestión asistencial: médicos, enfermeras y farmacéuticos fundamentalmente. Y es que tanto en lo que se refiere a medicamentos innovadores y disruptivos, como con medicamentos sin patente pero eficaces, nos encontramos con gran frecuencia numerosos casos de pacientes con varias patologías crónicas y, además, polimedicados.

En estos casos, el uso adecuado de los fármacos requiere el abordaje de estrategia de seguimiento farmacoterapéutico en el que todos los profesionales son imprescindibles en un trabajo colaborativo y coordinado, teniendo en cuenta en especial, al farmacéutico hospitalario y al farmacéutico comunitario.

Es por eso que uno de los retos a abordar como una de las prioridades en las políticas públicas se refiere a ampliar y universalizar el seguimiento de los tratamientos con fármacos a los pacientes con dos o más enfermedades crónicas y con polimedicación. Hacerlo bien ayudará a mejorar la salud y la eficiencia del sistema sanitario. Así que, manos a la obra.

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