la esquina

José Aguilar

Indignados españoles

EL diputado catalán Alfons López Tena ha reaccionado de modo singular a la agresión intolerable de la que fue objeto por los radicales que, al amparo del 15-M, sabotearon la semana pasada el pleno del Parlamento de Cataluña.

Los parlamentarios víctimas del vandalismo respondieron a la violencia como cualquier demócrata, con una condena sin paliativos ni lecturas sesgadas. López Tena, no. López Tena, diputado independentista del grupo que se hace llamar Solidaritat, encontró una explicación acorde con las paranoias del nacionalismo radical. Dijo que los que le zarandearon, arrojaron agua, escupieron y robaron apuntes eran españolistas (como si los alborotadores hubieran distinguido entre catalanistas y españolistas a la hora de violentarlos). ¿Prueba? Que hablaban castellano. "Todas las personas que había alrededor, todas sin excepción, todos los insultos, los hacían en esta lengua que usted quiere que hable ahora", respondió -en catalán, naturalmente- al periodista que le preguntó al respecto. En consecuencia, se negó a pronunciarse en la lengua de sus agresores. De ahí dedujo que este movimiento del 15-M es un fenómeno español transportado al oasis catalán con intenciones aviesas. Como humillarle a él. ¿Se puede ser más sectario y victimista?

Sí que se puede. El ex líder de Esquerra Republicana de Catalunya, Josep Lluís Carod-Rovira, ha superado las cotas de su colega de ensueño independentista. Según él, los indignados españoles han ido a ocupar plazas en los Países Catalanes, han usado los jardines públicos como urinario y han pintado el monumento a Macià sólo para dar "una imagen del país marginal, chabacana y basta". También tiene sus pruebas, no crean, como la presencia de infiltrados, que en realidad eran agentes del Centro Nacional de Inteligencia (español, por supuesto) con el objetivo de dar internacionalmente una imagen negativa de Cataluña o el rechazo de los indignados a la colocación de banderas catalanas en su acampada (en realidad los indignados prohibieron todo tipo de banderas y siglas para no ser instrumentalizados políticamente).

Este Carod-Rovira, que es uno de los individuos más cretinos que ha pasado por la política española -y para que no se enfade: también por la política catalana-, admite que los españoles se indignen, pero si quieren hacerlo, dice, "lo mejor es que no se equivoquen en el mapa y se manifiesten, se indignen, se meen, piten, griten e insulten allí donde les corresponde: en su país". Hace años, cuando era vicepresidente de la Generalitat fue a entrevistarse con la cúpula de ETA para pedirles lo mismo, que mirasen el mapa, y que si querían matar, que no mataran catalanes, sino españoles. Vamos progresando. Ahora sólo pide a los indignados que griten y se meen en España.

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