El cargo de presidente federal del PSOE es representativo, moderador y orientador, pero con Cristina Narbona adquiere un mayor peso. Mediante un tuit de la ex ministra de Medio Ambiente, el PSOE anunció que no apoyaba el Tratado de Libre Comercio con Canadá, el ya famoso CETA, y de un modo sorpresivo también se conoció que los parlamentarios socialistas se oponen a abrir una excepcionalidad en la ley catálogo de especies invasoras para seguir pescando el cangrejo rojo en las marismas del Guadalquivir. El enfado en Isla Mayor y otros pueblos arroceros es mayúsculo, puesto que fueron el PSOE y el PP quienes estimularon esta reforma de la llamada, ¡ay!, ley Narbona, por la autoría de la ex ministra. El cangrejo rojo no se va a marchar, es obvio, lleva en el río desde la década de los cincuenta del siglo pasado, pero no se podrá pescar. Prohibido. Supongo que como el higo chumbo, cuya planta, la chumbera, también figura en este listado. No dudo de la capacidad técnica ni de la coherencia ideológica de Narbona, quien también puso algo más que empeño en mostrarle a la organización conservacionista WWF la hoja de ruta para enterrar en los tribunales el proyecto del parque empresarial de Las Aletas, en Cádiz, en unas marismas desecadas durante el franquismo. Y ahí siguen, secas, yermas y sin reinundar. Felicidades.

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