La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Pérez Reverte y Holmes: el juego sigue

Pérez Reverte se une a Twain, Leblanc, Asimov, King, Poncela o Barnes prolongando el juego con Holmes

Los apócrifos de Sherlock Holmes son un género. Cientos de relatos y novelas protagonizadas por el detective más admirado del mundo han sido escritas por folletinistas que se aprovechaban del éxito del personaje o admiradores que querían homenajearlo. A este segundo grupo, porque está claro que no necesita escudarse tras Holmes para vender libros, pertenece Pérez Reverte, con quien comparto tres de esas pasiones que hermanan: Joseph Conrad, Conan Doyle y John Ford.

Ya en El club Dumas introdujo a Irene Adler (“Para Sherlock Holmes ella es siempre la mujer”, escribe Watson en Un escándalo en Bohemia). Ahora le dedica una novela, El problema final, haciendo de paso un guiño al mejor intérprete de Holmes que ha existido, Basil Rathbone (también en esto coincidimos) y a los escritores españoles de novelas populares, que son los Holmes y Watson (guiño también a Nigel Bruce, el divertido Watson de las películas de Rathbone) de esta novela ambientada en una isla frente a Corfú en 1960 (quizás otro guiño: para hacer propaganda antinazi la mayoría de los 14 Holmes interpretados por Rathbone entre 1939 y 1946 no respetan la época, ni las localizaciones, ni los argumentos originales).

Se inscribe así Pérez Reverte en la larga nómina de autores que por interés o admiración han seguido la exclamación del detective –“¡el juego comienza!”– para que millones de lectores puedan seguir jugando más allá del canon de Doyle. Entre los más desvergonzados están los folletinistas y periodistas Kurt Matull y Matthias Blank que, en vida de Conan Doyle, publicaron en Alemania 230 nuevas aventuras de Holmes –tan tremebundas como divertidas– que pueden leer en las antologías publicadas en Funambulista por David Felipe Arranz y los volúmenes de The Sherlock Holmes Collection de RBA. Entre los más nobles están los relatos de Holmes escritos por J. M. Barrie, Stephen King, John Dickson Carr o Julian Symons que publicó Valdemar en los 14 tomos de Los archivos de Baker Street, la antología editada por Isaac Asimov –Sherlock Holmes a través del espacio y el tiempo– con relatos de F. J. Farmer, G. R. Dickson, E. Wellen y el propio Asimov o los escritos por Maurice Leblanc (que lo enfrentó a su Arsenio Lupin), Mark Twain, Jardiel Poncela, Nicholas Meyer, Julian Barnes o Umberto Eco (no olvidemos su Guillermo de Baskerville, un Holmes monacal y medieval). A estos se une ahora Pérez Reverte.

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