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Las manifestaciones que recientemente ha realizado el presidente de la Confederación Empresarial de la Hostería de España, Jose Luis Yzuel, en las que afirmaba con profunda queja la dificultad de la hostelería para encontrar jóvenes que aceptaran condiciones de trabajo como horarios de 12 horas o trabajar en fines de semana, han generado una enorme polvareda en los debates públicos.

Aunque ha intentado disculparse alegando que “no debía haber bromeado y meter un chascarrillo de un tema tan serio”, ello no ha impedido que el debate sobre la forma en la que la hostelería se comporta hoy en España en las relaciones laborales y en el obligado respeto a los derechos de las personas trabajadoras.

Sus palabras contribuyen a reforzar una imagen negativa del sector hostelero en la sociedad, que seguramente es injusta para muchos empresarios de la hostelería que si que desempeñan su actividad con estricto respeto a la ley y a los derechos. Pero, independientemente de ello y aún agradeciendo las tímidas disculpas, el debate se reabre con reflexiones y manifestaciones de este tipo.

Cualquier sector del ámbito empresarial tiene que asegurar, con un trabajo corporativo, que su manera de funcionar, el servicio que ofrece a la sociedad o la aportación que en la generación de empleo realice a la economía, se haga todo ello en coherencia con los valores sociales y las normas que regulen dicha actividad económica.

Y si en el interior del colectivo hay prácticas inadecuadas e ilegales, se debe trabajar por erradicarlas con acciones y estrategias corporativas que pueden ser tributarias incluso de la generación de códigos de buenas prácticas y acciones de responsabilidad social.

Las características del sector de la hostelería que le hacen ser muy sensible a la estacionalidad con picos de demanda en determinados momentos (puentes, vacaciones de Semana Santa, vacaciones de verano o periodos ligados a vacaciones apoyadas por el Imserso), requieren políticas flexibles y acciones temporales. Pero ello siempre debe hacerse en el marco de la legalidad con sus correspondientes contratos laborales y el eventual pago de horas extraordinarias cuando éstas se tengan que realizar. Y con salarios justos.

Cabe no ser injustos enjuiciando a todo un sector por las lamentables manifestaciones del presidente de su corporación. Pero situaciones inapropiadas las hay y conviene erradicarlas. Para ello, es recomendable una profunda reflexión en los órganos corporativos del sector y una acción decidida para situar a todos en la línea correcta.

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