El pasado jueves conocimos la violenta acción de un alumno de 14 años del Instituto Elena García Armadas, de Jerez de la Frontera, que, con un cuchillo, agredió a tres profesores y dos alumnos causando heridas de diversa consideración. Un hecho gravísimo que ha impactado no solo a la ciudadanía de Jerez de la Frontera sino también a la del resto de España.

Vaya por delante mi deseo para la más rápida y satisfactoria recuperación de las personas heridas y mi solidaridad con todas ellas. Opinar sobre un hecho como este sin tener las claves es arriesgado y por eso conviene ser prudentes y esperar a que la policía y los tribunales junto a las autoridades educativas puedan clarificar todos los extremos del desgraciado suceso. Pero sí que podemos expresar nuestra profunda preocupación por la existencia de hechos de esta naturaleza protagonizados por adolescentes en el ámbito académico y escolar.

Uno se pregunta qué es lo que está pasando para que sucedan agresiones de este tipo; algo habrá que hacer en el seno de las familias para que la violencia no sea un comportamiento de nuestros hijos, algo habrá que hacer también en el seno de las instituciones educativas y algo habrá que hacer por parte del resto de la sociedad.

Pero en este caso surge la sospecha de que el adolescente agresor pudiera haber sido víctima de bullying o acoso escolar y que ello pudiera haber sido un factor desencadenante de la agresión. Y más allá de que finalmente este posible caso de bullying se confirme o no, lo que es cierto es que en las aulas de nuestros institutos existe el bullying y no se termina de conseguir la prevención, la detección precoz y la actuación sistemática cuando ocurre el acoso.

Luchar frente al bullying no es un asunto fácil, lo sé. Pero es un problema real y de muy serias consecuencias. Hemos conocido casos sonados de suicidios de adolescentes que estaban siendo acosadas en las aulas por sus compañeros, sin que los responsables educativos fueran conocedores o (siéndolo) no generaron la intervención adecuada.

La violencia en las aulas existe con diferentes expresiones e intensidades y ello requiere repensar la situación para generar respuestas eficaces. Este caso, debería ser un punto y final a la violencia y generar un mejor abordaje en relación a la formación en valores y en la lucha implacable contra el bullying.