El espontáneo

Para enseñarnos o bien que la moda es una basura o que la basura es una moda, el tipo se ha jugado el tipo

Llegué a ver a los espontáneos que saltaban a las plazas de toros con un capotillo escondido bajo la camisa. Si recuperaban el equilibrio, tras el salto y el susto, trataban de dar dos pases al toro entre la indignación y la ternura del respetable. A veces se llevaban un revolcón. Siempre se los llevaba la policía al calabozo. Qué inmensa afición tenían esos maletillas para tirarse de cabeza al ruedo. Mi impresión es que ya no quedan espontáneos, y quizá ese sea un síntoma de desfallecimiento de la fiesta peor que otros indicadores más cuantitativos y económicos.

Lo he recordado al ver las imágenes de un espontáneo que se ha lanzado a desfilar en la Semana de la Moda de Nueva York con un diseño de su invención, construido a base de bolsas de basura. Todo el público lo ve pasar impertérrito. Yo creo que, si el vigilante de seguridad, que sale como un toro a plaquearlo, no se encela, nadie se habría dado cuenta y hasta lo aplauden porque estaban a punto, y alguno compra el modelito. Y la Semana Neoyorkina de la Moda se hubiese librado del ridículo.

Sería necesaria una entrevista al espontáneo porque hay cabos sueltos en la historia. Primero, tiene tal pinta de modelo que yo no sé si se le ocurrió a él la travesura o a un tipo o señorita de facha más intelectual que contrató a un modelo para que diese el pego. Luego me interesan muchísimo las bolsas de basura. Las hay de varios colores, supongo que porque son de reciclaje. Por el extremo climático, podemos quedarnos tranquilos.

Mi duda es si, al usar bolsas de basura, quería mandar el mensaje de que la moda de la Semana de la Ídem era una ídem (este ídem va por la basura) o si, por el contrario, quería demostrar sus dotes creativas hasta el extremo de ennoblecer las bolsas más cutres. En última instancia la sensación que el hecho deja acerca de la Moda Postmoderna cambia poco en ambos casos, pero tengo curiosidad por saber cuál era su intención primigenia.

Confieso cierta admiración por el artista como la tuve a los maletillas de mi época. Porque el valor y la afición del muchacho han quedado demostrados. Para enseñarnos o bien que la moda es una basura o que la basura es una moda, se ha jugado el tipo y probablemente algún moratón del guardia de seguridad, una noche en el calabozo y la multa. Por hacer una denuncia o una demostración o por hacer ambas a la vez se ha lanzado al ruedo, digo, a la pasarela. Ha hecho el paseíllo.

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