La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El hombre de goma

“Para salir adelante con todo, mejor que crear afectos es crear intereses”. Fin de la comedia de polichinelas y telón

La llave de la gobernabilidad de España es la ganzúa de un prófugo cuya euroorden de detención ha reactivado la Fiscalía. Puede valer. Todos ponen precio a su apoyo, como es lo lógico en el juego político. Puede valer también. Bildu tira por las conversaciones digamos que discretas o del cuartito de atrás: “No ponemos precio ni líneas rojas en público e intentaremos evitar una repetición electoral”, ha dicho Otegui, recalcando que hay que “debatir poco en público y mucho en privado” sin olvidarse de recordarle al PSOE que “tiene que ser consciente de que tendrá que hablar con normalidad de determinados asuntos, en referencia a la plurinacionalidad y la autodeterminación”. Desde ERC Marta Vilalta exige “acabar con el déficit fiscal, poder conseguir el traspaso de Rodales y seguir negociando un referendo de autodeterminación”. Y Rufián precisa que “el precio” que pondrán al PSOE y a Sumar para formar un gobierno de coalición “tiene que ser alto”. Junts exige negociar “de nación a nación” la amnistía y un referéndum de independencia para Cataluña para iniciar la negociación de la investidura de Sánchez, consciente de que él les “necesita más” a ellos que ellos a él.

Tienen razón en una situación casi de empate entre los 172 diputados del bloque de izquierdas (122 del PSOE, 31 de Sumar, 7 de ERC, 6 de Bildu, 5 del PNV –que de izquierdas, lo que se dice de izquierdas, no es que sea mucho– y 1 del BNG) y los 171 del bloque de derechas (136 del PP, 33 de Vox, 1 de UPN y 1 de CC) en la que decidirá Junts, que, al igual que el PNV, no se puede decir que sea muy de izquierdas. El independentismo hermana más que la ideología progresista o conservadora. Y la voluntad de poder da a Sánchez una flexibilidad digna de Micky el de los Tonys, conocido como “el hombre de goma”.

En esta comedia de polichinelas, como en la de Jacinto Benavente, lo que cuenta son los intereses creados. Acto II, escena IX: “DOCTOR: Bastará con puntuar debidamente algún concepto... Ved aquí: donde dice ‘Y resultando que si no declaró’, basta una coma, y dice: ‘Y resultando que si, no declaró”… CRISPÍN: ¡Oh, admirable coma! ¡Maravillosa coma! ¡Genio de la Justicia! ¡Oráculo de la Ley! ¡Monstruo de la Jurisprudencia! (…) ¿Qué os dije, señor? Que entre todos habían de salvarnos... Creedlo. Para salir adelante con todo, mejor que crear afectos es crear intereses”. Fin de la comedia y telón.

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