Crónica personal

Pilar Cernuda

Menos humos

QUE sí, que es una excelente noticia que Zapatero acuda finalmente a la cumbre de Washington y que además hay que felicitarle por haber trabajado con eficacia para conseguir un asiento. Pero de ahí a decir, como ha dicho el presidente, que es la operación diplomática más importante de las últimas décadas hay un abismo. A Zapatero, una vez más, le puede su vanidad, su soberbia y el creerse permanentemente el rey del mambo, cuando no es más que un aprendiz de lo que son los modos en política exterior y política internacional; la prueba es que así nos ha ido con él. Hasta ahora. Pero irrita que saque tanto pecho cuando el desaguisado de Washington lo provocó él solo.

La diplomacia española ha sido de primera categoría desde que este país se convirtió en una democracia. Cualquiera que haya seguido las peripecias en política exterior sabe el interés con que se ha tratado a España, a sus Reyes y a sus sucesivos presidentes, y de qué manera nos hemos ido haciendo un hueco en la escena internacional. Hasta que llegó Zapatero con las rebajas y ha tenido que remover Roma con Santiago pasando por Sarkozy para que fuéramos invitados a una cumbre en la que, por ejemplo, sería inconcebible en tiempos pasados que no hubieran invitado, desde el principio, a Felipe González o a José María Aznar, que sí sabían moverse en el mundo de la diplomacia y prever las situaciones.

Dice Zapatero que es la operación diplomática más importante en décadas. Pues no. Ni de broma. Por no mencionar lo que hizo José María Aznar, que se equivocó de forma descomunal apoyando a Bush en Iraq, pero tuvo cintura en otros escenarios, se pueden recordar operaciones de Felipe González que fueron de una relevancia para España infinitamente superior a la que hoy quiere presentar Zapatero como el logro más importante de nuestras relaciones exteriores.

González tuvo la grandeza de convocar un referéndum para mantenernos en la OTAN y ganarlo, y hay que decir que fue un gesto de grandeza porque su partido, y él mismo, habían peleado para que España no formara parte de la Alianza Atlántica cuando estaban en la oposición. Negoció de forma impecable nuestra adhesión a la entonces llamada Comunidad Económica Europea, hoy Unión Europea; estableció relaciones diplomáticas con Israel en una operación delicadísima y complicadísima, porque los países árabes amenazaban con un boicot; las tuvo tiesas con el Rey Hassan de Marruecos, que intentó siempre ponernos contra las cuerdas, y logró sortear con éxito todos los obstáculos. Y como reconocimiento a su papel, cuando los más importantes dirigentes del mundo decidieron organizar una conferencia sobre Oriente Medio con participación de todas las partes implicadas, se pusieron de acuerdo para que España fuera el país anfitrión.

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