La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

La nueva judeofobia

Sigue vivo el espíritu de ‘Los Protocolos de los sabios de Sión’, ahora alentado desde la izquierda

Un centenar de activistas pro palestinos han ocupado en Barcelona un hotel “señalado” por ser propiedad de un israelí. Dos diarios barceloneses han titulado así la noticia: “Activistas ocupan un hotel de un magnate israelí en Barcelona para denunciar los ataques contra Gaza” y “Ocupan un hotel en Barcelona de un magnate israelí para denunciar el genocidio en Gaza”. Ambos coinciden en subrayar que el propietario es un “magnate israelí”. Es sabido que todos los judíos, sean o no israelíes, son magnates que acumulan riquezas con avaricia. Por algo en España se llamaba matatías a los prestamistas, dándoles el nombre del sacerdote judío que tan importante papel tuvo en la revuelta de los Macabeos y cuya memoria se invoca cada festividad de Janucá.

La ocupación del hotel lanza un claro mensaje: todos los judíos son corresponsables de lo que Israel haga y por ello deben ser señalados y sus propiedades atacadas. Por eso ha sido asediada una sinagoga en Melilla u ocupado el hotel de Barcelona, mientras en Europa y Estados Unidos se suceden los ataques contra establecimientos judíos. Todos son corresponsables como parte de una siniestra red judaica. Sigue vivo el espíritu de Los Protocolos de los sabios de Sión o El judío internacional de Henry Ford, esta vez alentado por la izquierda tras convertirlo en ese anti yanki-sionismo –en la manifestación de Barcelona se cargaba por igual contra Estados Unidos, Inglaterra y la UE– que Pierre-André Taguieff ha denominado “nueva judeofobia”.

Como bien ha manifestado la comunidad judía de Barcelona: “Todos los judíos catalanes o todos los israelís no somos responsables de lo que está pasando en Israel y en la franja de Gaza, ni del sufrimiento de la población palestina… Culpar a los judíos en masa y marcar sus propiedades fue el inicio del genocidio judío perpetrado por la Alemania nazi y sus aliados de la Europa fascista”. No es un recurso al Holocausto para justificar las actuaciones de Israel, tachando cualquier crítica contra su Gobierno de antisemita. Antes del salvaje ataque de Hamas las calles de Israel se llenaban de manifestantes israelíes contra la política de Netanyahu y pocas críticas más duras se le han hecho que las del diplomático Shlomo Ben Ami o el escritor David Grossman. De lo que se trata es del nuevo rostro del antiguo antisemitismo cristiano y del moderno antisemitismo racial del darwinismo social.

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